Pablo Huneeus
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LA JUANA DE ARCO DE CERRO NAVIA
por Pablo Huneeus

A las dos de la tarde del jueves 25 de septiembre 2003 la colegiala Constanza Labraña Solar, quedó ciega. “Conie” para sus amigas, nunca antes en sus diecisiete años de vida había experimentado dolores de cabeza, estrabismo, déficit atencional u otro síntoma que hiciera presagiar un cataclismo neurológico.

Al contrario, era una chica perfectamente sana. Alta, querendona, buena para lenguaje y gimnasia, muy querida de sus amigas y adorada a full por su hermana menor. Tipo 13:30 horas vuelve a casa tras completar su habitual jornada matinal en el colegio municipal Pedro Prado en calle San Pablo 6500, con Los Juncos, donde cursaba 3º Medio.

Vive ella en la población “Alianza 2” de la postergada comuna de Cerro Navia, sector poniente de Santiago. Es toda un área de suelos fangosos, otrora conocida como “Las Barrancas” por los desbordes del río Mapocho, que en cada lluvia grande rebalsa esas planicies con aguas servidas, y que hoy se encuentra densamente poblada.

Dice un informe de la Intendencia de la Región Metropolitana:

“CERRO NAVIA es una comuna donde los problemas de la pobreza se expresan con crudeza, y la falta de infraestructura es más evidente. Con zonas de riesgo inminente, como las no protegidas riberas del Río Mapocho, asociadas a problemas de contaminación, los cuales también se presentan en el sector La Hondonada y bajo los tendidos de líneas de alta tensión. Con un sistema vial no consolidado y deficitario, acarreando problemas de integración urbana y limitando el desarrollo productivo; cuya población sufre los embates de una alta tasa de cesantía, de los bajos ingresos y de la inestabilidad laboral; con un promedio de escolaridad que no sobrepasa los 7 años de estudios aprobados y un alto porcentaje de trabajadores no calificados; donde no existe una cobertura de servicios públicos básicos...etc.”

En cuanto deja la mochila en su pieza siente un tremendo malestar, que ella creyó ser indigestión. Va al baño a vomitar y al agacharse revienta al interior del cráneo una de las millones de venas que irrigan las catorce o más millones de células que componen la masa encefálica.

“El aneurisma cerebral es una dilatación focal de una arteria por una debilidad de su pared. Un aneurisma cerebral puede romperse provocando una hemorragia intracraneana que puede causar la muerte o serias complicaciones. También puede manifestarse por la compresión de estructuras intracraneanas, como nervios o el cerebro propiamente tal, causando parálisis, dolor de cabeza, nauseas, vómitos u otros problemas neurológicos.” (www.neuromed.cl)

Su madre, Trinidad Solar Solar, a la sazón de 39, a esa hora se encontraba atendiendo su local de comida rápida, mientras su pareja, que trabaja en una estación de servicio, descansaba con un “personal stereo” a la espera de irse a cumplir el turno de tarde.

Al sentir los gritos de la niña, el hombre creyó que habría llegado con alguna amiga, pero inmediatamente se sacó los audífonos y corrió a auxiliarla. Suerte que ella no había cerrado por dentro el pestillo de la puerta.

-¡Mi cabeza, mi cabeza! – clamaba desesperada ante el terremoto grado 10 que estaba ocurriendo al interior de su cerebro. A pesar de la hemorragia cerebral, el corazón sigue bombeando sangre, aumentando minuto a minuto la presión.

Al llegar al Servicio de Atención Primaria de Urgencia, SAPU, el primer diagnóstico del médico ecuatoriano de turno, cuenta su mamá, fue considerarlo “un pollo”, vale decir otro caso de histeria o sobredosis.

En observación sobre la camilla, una enfermera le toca los pies y corre a decir “la niña se está yendo” por lo que la derivan de urgencia al hospital zonal y de ahí al Instituto de Neurocirugía Doctor Alfonso Asenjo, Av. José Miguel Infante N° 553, comuna de Providencia, donde llegó inconsciente.

Nueve días en coma, posterior traslado al Hospital San Juan de Dios, de calle Huérfanos abajo, esquina de Matucana, donde Trinidad se instala a cumplir para su hija turnos de ocho diarias para alimentarla y limpiarla.

–Quedó hecha una guagua –dice su madre, –ni andar sabía, gateaba y no reconocía a nadie más que a su hermanita.

En los meses siguientes fue recuperando el habla, la motricidad corporal y, lo principal, las ganas de vivir. Pero la vista, nada. Scanners, radiografías, exámenes oftalmológicos a los ojos mismos, todo normal. “La compresión de estructuras intracraneanas, como nervios...” podría haber dañado irreversiblemente el nervio óptico, explica un médico cirujano a quien le expuse el caso.

Sin embargo, a falta de vista la naturaleza le brinda a la persona humana otros medios, tanto o más efectivos, de cultivarse, como es el desarrollo de la memoria, del tacto y del oído. Constanza empezó a asistir a clases, las que, además de escuchar con especial concentración, las salva en una grabadora de bolsillo. En cuanto a bibliografía complementaria, su mamá, o alguna amiga le lee en voz alta los textos asignados a fin de grabarlos y luego estudiarlos con calma. Para dar exámenes escritos, un tutor le lee las preguntas y ella, ante testigos si quieren, dicta las respuestas.

Internet, aprendió a usarla con el software JAWS (Job Access With Speech) que convierte textos en Word o PDF a lenguaje oral.

Mientras la mayoría de los discapacitados son más bien retraídos, la personalidad de Constanza impacta. Voz cristalina, perfecta dicción, podría ser locutora de radio y, lo notable, tiene fuerza en sus opiniones. Lo suyo no es un problema personal. Así como la campesina de 19 años que el siglo XV tuvo la visión de una Francia libre de la opresión, lo que Constanza aspira no es caridad, que le den esto o lo otro, sino igualdad, vale decir tener las mismas oportunidades de los privilegiados con un nervio óptico bueno. Justicia.

Con ese ánimo de superación opta por seguir una carrera de educación superior, quizás Derecho o Periodismo, para lo cual se inscribió para rendir la Prueba de Selección Universitaria, PSU. Pero los sátrapas de la industria educacional, le han cerrado el paso por ser no vidente.

En compañía del alcalde de Cerro Navia, Luís Plaza Sánchez (RN) presentó bajo el patrocinio del abogado municipal, Oscar Lantadilla Tapia, un Recurso de Protección contra la arbitrariedad del Ministerio de Educación, de impedirle rendir la prueba.

Sin querer queriendo ella hizo ver en toda su desvergüenza la discriminación institucionalizada que Chile ejerce contra ese diez a doce por ciento de la población que sufre alguna discapacidad física.

A los ciegos, los primeros en caer en una redada policial, les quitan de inmediato su bastón. A los sordomudos, ¿quien les toma declaración o explica sus derechos? Ni en la administración pública los atienden, y en la cárcel, como no pueden pedir auxilio al gendarme, los violan. Las ramblas para sillas de ruedas son demasiado paradas, a los vendedores lisiados los corren a palos de las calles y en el país de los pata ‘e perro, el cojo es mal visto.

Está, además, el trato vejatorio que reciben los ancianos, la secreta y socialmente aceptada práctica de la eutanasia, las mofas de los colegiales al turnio y al zurdo (en el Colegio Alemán de Osorno, cuenta un ex alumno, le amarraban la mano izquierda al banco para forzarlo a escribir con la derecha) y así, suma y sigue.

Entretanto, a igual que ante la mortandad por accidentes de tránsito, el alcoholismo juvenil o el conflicto mapuche, la sociedad prefiere mirar hacia otro lado y para ello nada mejor que los sedantes de conciencia como es la Admisión Especial de un par de casos estrella en las universidades, la Teletón, o el organismo del caso, que se encarga de ocultar la realidad con imagen publicitaria.

Los empresarios, los políticos y hasta los camioneros, todos tienen su propio referente para llevar agua a su molino. Los discapacitados, nada. Ni siquiera hay alguna organización, iglesia o partido que les haga de voz ante el poder establecido.

Movida por una visión mística, Juana de Arco le dio un corte a la “Guerra de los Cien Años” (1337 a 1453), tal como Constanza Labraña ha sido llamada a ponerle fin al Bicentenario de la Discriminación en la base misma del orden social, que es la educación.

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REPLICA:

Don Pablo:

Quiero contarle, que en Argentina, organizaron una biblioteca virtual para ciegos, hay muchísimos libros, y, dos son suyos. Esta biblioteca se arma a partir de donaciones que hacen las personas, que transcriben libros en algún formato que el JAWS pueda leer. No sé si conoce el programa que es realmente un milagro, mejor que escuchar libros grabados. Hay, en esta biblioteca, muy pocos libros de autores chilenos, y, prácticamente ningún texto escolar, ni pensar en libros de derecho.

He intentado tener contacto con gente de la editorial jurídica, para que donen sus libros, pero no he tenido ningún éxito. De hecho, los dos libros que figuran en la biblioteca y que son suyos, resultan muy difíciles de leer, porque los escanearon pero no los corrigieron y no se entienden bien.

Yo puedo dimensionar lo que significa para un autor donar un libro, ponerlo en formato Word o algo así y que sea posible imprimirlo, pero también hago cálculos, y me doy cuenta que es más caro imprimir que fotocopiar un libro impreso.... Pero además, hay un formato que permite proteger los libros que se donan, si usted abre el archivo no se puede ver nada en la pantalla, sólo se puede leer usando el jaws; este programa ultra especial para proteger las obras, no es muy cómodo pero es mucho, muchísimo mejor que perderse la posibilidad de leer un libro.

Me gustaría pedirle que usted le diera vueltas a esta idea. Tal vez pueda colaborar, convenciendo a los autores, para que permitan que sus libros sean subidos a esta biblioteca.El vínculo para ingresar a ella es: www.tiflolibros.com.ar

Saludos,

María Isabel Montenegro Cantillano
Abogada
Defensor Penal Público
Los Andes.

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La mentada web reza en su menú inicial: “TIFLOLIBROS Libros electrónicos para ciegos. Primera Biblioteca Digital para Ciegos de Habla Hispana. Un servicio gratuito y exclusivo para personas con discapacidad visual.”

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