Pablo Huneeus
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LA TRAICIÓN DE RAVINET A EDMUNDO PÉREZ
por Pablo Huneeus

Carta de Claudio Orrego Vicuña (1939–1982) a Jaime Ravinet, entonces Presidente de la Federación de Estudiantes, FECH, comentando que inculpara a don Edmundo Pérez Zujovic (1912–1971), del desalojo policial de un terreno ocupado en Puerto Montt.

“Santiago, 11 de marzo de 1969.

Muy estimado Jaime:
A pesar de que no suelo usar las cartas para hacer conocer mis opiniones, he querido escribirte algunas líneas en relación a la publicación de tu declaración de ayer. Me perdonarás la franqueza, fruto de la amistad que nos une y de la simpatía que te guardo.

Creo que Uds. han llegado a los límites máximos de la “mariconería” política. La incapacidad para defender los principios, la blandura ante los enemigos y la falta de lealtad humana y política que tu declaración refleja, es algo abismante.

Sé que la FECH no podía ignorar los hechos ocurridos, que a todos nos ha producido un doloroso impacto. Es lógico y bueno que los condenara. Pero nunca sobre la base de aceptar como verdad única el planteamiento políticamente interesado de nuestros enemigos y de concederles hasta la injuria gratuita a Edmundo Pérez y al Gobierno.

No ignoro que nunca una declaración de un organismo colegiado puede salir a gusto de nadie por que las fuerzas se compensan. Pero nunca había ocurrido que los democratacristianos, que tienen la mayoría absoluta, no tengan la fuerza moral ni el coraje para enderezar un poco la verdad.

¿Era imposible hacer referencia a la presencia de provocadores profesionales que siempre tratan de pescar a río revuelto? ¿Era imposible señalar el hecho de que a pesar de la falta de viviendas, nunca un Gobierno había hecho tantas casas para el pueblo y se había preocupado más de los pobladores que éste? ¿Era necesario atacar a Pérez con saña, a pesar de haber recibido muchas veces una mano amiga de su parte? ¿No había una fórmula política que impidiera un ataque frontal al Gobierno, culpándolo de todo y librando de toda culpa al golpismo socialista?

Estoy cierto que todas esas preguntas tienen una respuesta positiva, por muchas que sean las atenuantes que el cuadro político interno de la FECH tenga. Lo que ha pasado, no solo ahora, sino que muchas veces ya, es que Uds. parecieran estar convencidos, que para mantenerse arriba hay que transar todo lo que sea necesario.

El poder estudiantil se ha convertido ya en un fin en sí mismo y en esa medida es poco el tiempo que falta para que los democratacristianos los perdamos. No se puede vivir sobre la base de aceptar los males menores y eso, el estudiante ya comienza a notarlo, según muchos síntomas.

Te escribo con preocupación de amigo y camarada, porque echo de menos en Uds. la galanura y el coraje de los tiempos en que todos los días y a toda hora había que sacar la cara con decisión y coraje. Se les ve sin fuerza, sin consecuencia, sin energía para enfrentarse a la corriente y ése es siempre síntoma de decadencia.

El espectáculo de ayer, es una gigantesca mariconada. De aquellas que hacen escuela, porque rompen con todo y destruyen todo cuadro ético. Es descorazonador y es lamentable.

Te ruego aceptes mi franqueza como una muestra de sincera amistad. Más fácil sería callar y seguir sonriendo ante todos y ante todo. Pero no nos hicimos democratacristianos por nada y estamos convencidos de que nuestra acción solo tiene sentido dentro de ciertos marcos éticos y de consecuencia política mínima. Para otra cosa, más vale ser radicales y con eso al menos nos libraremos de los escrúpulos y de la necesidad de guardar un honor.

Te abraza afectuosamente tu amigo y camarada.

Claudio Orrego Vicuña”

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Fuente: libro de Claudio Orrego Vicuña, “Cartas Privadas (1947-1982)”, Santiago de Chile. Editorial Aguilar, 2002, páginas 123 y 124.

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