Pablo Huneeus
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SALAS DE CLASES POR CALABOZOS DE BARRIO
por Pablo Huneeus

“Esas personas no tienen ninguna posibilidad de ser más que nanas de mis nietos y lavarles el poto,” declaró a la prensa el cacique de Ñuñoa, Pedro Sabat Pietracaprina (57) respecto a los niños de la escuela básica que convirtió en cuartel policial.

De ascendencia palestino libanés, en 1987, al cumplir 33 años, el general Augusto Pinochet Urgarte, a la sazón Jefe de Estado, lo nombra alcalde de esa histórica comuna de 180 mil habitantes en el sector sur oriente de Santiago. Luego, adherido al partido “Renovación Nacional”, de Sebastián Piñera Echenique y del recientemente designado senador Carlos Larraín Peña, gracias a elecciones populares sigue en el sillón edilicio..

A igual que mucho espécimen de la clase política, registra domicilio en la adinerada comuna de Las Condes, mientras la gestión en su enclave se caracteriza por la destrucción de patrimonio arquitectónico en favor del negocio inmobiliario –edificios y malls–, las denuncias de irregularidades financieras, el incremento de su patrimonio personal y el menosprecio de la cultura, en particular de los numerosos artistas, colegiales y profesores universitarios de la zona.

“Esas personas” a que se refería Sabat eran los cerca de trescientos chicos de entre cinco y quince años que cursaban su enseñanza básica en la moderna y muy amplia escuela pública “Colegio Libertador Bernardo O’Higgins D-181”, en las cercanías del Estadio Nacional. Estaba molesto con la indignación de la civilidad ante su movida de traspasar al aparato militar dicho establecimiento educacional, jalonado de árboles, que es propiedad de todos los chilenos.

Colegiales, apoderados, profesores y periodistas le reclamaban la arbitrariedad de arrasar con un antiguo y buen colegio, respetado en el barrio y que hasta había recibido ayuda del gobierno de Israel. Le estaban explicando el daño al proceso educacional de un niño que es lanzarlo a medio camino de su formación básica hacia liceos apartados, cuando él espetó la mentada sentencia. Además de dar a entender que a su hija no le da siquiera para saber cambiarle pañales a una guagua, evidencia el desprecio del nuevo rico al pueblo trabajador.

Semanas antes, cuando supe del crimen que estaba fraguando esa municipalidad contra la educación, fui al lugar de los hechos. El colegio, cuya fachada neo clásica mira al norte, está emplazado entre las poblaciones Santa Julia y Rebeca Matte, justo frente a una denominada “Los artesanos”, cuyos pasajes tiene nombres como “Los carpinteros”, “Los pescadores” y “Los constructores”. Significativos nombres, pues ¿Quienes, sino los maestros hacen las mesas, casas y caminos de nuestras vidas?

En defensa de su colegio querido, profesores, apoderados y alumnos se habían tomado el establecimiento, retirando temporalmente la campana y el escudo.

Como quien lleva cosas para un beneficio, le regalé a las apoderadas en toma un paquete de libros de cocina, para que hicieran algo de caja, pues defender la civilización cuesta. Pero el apoyo moral era lo importante, pensé, hacer ver al gobierno el atentado contra el alma de Chile que se estaba cometiendo.

Por eso, intenté dialogar con las autoridades y dejando de lado mi ganapán, produje las siguientes cartas, las que entregué personalmente en los respectivos despachos, con petición de audiencia:

Señor don Carlos Figueroa Serrano
Ministro del Interior
Presente. (13-mar-97)

Señor Ministro,
¿No le parece monstruoso en plena democracia, bajo un gobierno inspirado en los ideales del humanismo cristiano, convertir colegios en comisarías?

Más aún, el edil empeñado en perpetrar tal afrenta a la cultura, ha solicitado que usted disponga por la fuerza el desalojo del colegio “El Libertador”. Significativo nombre ¿verdad? ¿Qué diría el fundador de la República? Por mi parte, solicito su intervención, señor Ministro, para salvarlo.

Al agravio a las artes que significó despojar al Teatro Municipal de una esquina para traspasarla a un banco, no puede ahora sumarse la de convertir escuelas públicas en comisarías. La historia no lo perdonará.

Por eso, antes de soltar perros contra los padres y apoderados que hoy ocupan el colegio, ruego a usted escuchar a la gente. Urge que la autoridad suprema de la nación señale que el progreso es educación, no represión, y que vamos rumbo a las luces del entendimiento, no hacia el oscurantismo.
* * *
Señor don Edmundo Pérez Yoma
Ministro de Defensa Nacional
Presente. (14-mar-97)

Estimado Edmundo,
La maniobra del alcalde de Ñuñoa de traspasar a Carabineros el recinto del colegio fiscal “El Libertador” necesariamente arrastra al gobierno hacia el oprobio cultural.

Se trata de una antigua Escuela Pública (hoy “Básica”) situada en un barrio pobre y bravo también, al sur/este del Estadio Nacional. Para salvarlo, las madres, muchas de las cuales estudiaron ahí, lo tienen tomado.

No escapará a tu atención el costo político de este caso que día a día concita más prensa, sobre todo a la luz de los anuncios sobre educación hechos por el Presidente (Frei Ruiz-Tagle) en los Estados Unidos.

Antes de que reviente, quizás puedas desactivar la espoleta buscándole otra alternativa a Carabineros, como la semi abandonada sede de la Defensa Civil ahí cerca.

En términos de imagen, tampoco debe ser bueno para Carabineros de Chile ser señalado como institución traga-colegios.
* * *

Señor don Sergio Vergara Larraín
Subsecretario de Bienes Nacionales
Presente (14-mar-97)

Estimado Sergio,
Al sur/este del Estadio Nacional hay una antigua Escuela Pública llamada “Colegio El Libertado”, que el alcalde de Ñuñoa ha decidido traspasar a Carabineros.

Aparte del costo político para el gobierno de que en medio del énfasis en educación anunciado al mundo, una escuela pública sea convertida en retén, hay un problema de propiedad pública que merece ser explicado al país.

¿Puede a su antojo un municipio cambiar de uso un bien fiscal? De ser así, el mentado alcalde podría lotear el Estadio Nacional y el de Santiago, la Plaza de Armas. Hacia los años 1960 me dicen los apoderados, dicho colegio fiscal estuvo apadrinado por la comunidad israelí. ¿Y si el país asignó el terreno para escuela, es moral convertirlo en cuartel?

Ojala investigues el asunto, pues la situación para las familias del entorno es desesperada. Actualmente, las madres y niños lo tienen tomado. Si quisieras comunicarte con la presidenta del centro de padres, Soledad Marchant, su fono es xxx.
* * *
Típico, de ninguna de las tres peticiones a funcionarios de gobierno obtuve respuesta alguna. (Hay que leer “El Castillo” de Kafka.)

Carta en el diario El Mercurio, del 19 de Marzo de 1997

LIBROS POR CARABINAS

Señor Director,
Hay algo bárbaro en esto de convertir un colegio en cuartel, como quiere el alcalde de Ñuñoa. Justo cuando el Presidente anuncia al mundo énfasis en la educación, cuando se aprecia la insuficiencia de locales para atender decentemente a los niños de Chile, cuando una escuela del puerto se derrumba matando a una niña y dejando un reguero de escolares heridos, justo entonces la autoridad opta por exterminar la Escuela Básica “El Libertador” de avenida Guillermo Mahnn 2100, para instalar policías en su lugar.

Van a cambiar libros por carabinas y salas de clases por calabozos.

Al agravio a la cultura que significó despojar al Teatro Municipal de una esquina para traspasarla a un banco (hoy Itaú, sucursal Moneda 799), no puede ahora sumarse la de convertir escuelas públicas en comisarías.
La historia no lo perdonará.
Pablo Huneeus Cox
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Carta diario “La Época” (19-abr-97)

FRASE PARA EL MÁRMOL

Señor Director,
Nuestros próceres han dicho frases heroicas, emotivas y geniales también. Pero, ninguna como la emitida ayer por el edil de Ñuñoa.

En memoria del Padre de la Patria, él se ha empeñado en cerrar el colegio “El Libertador” para traspasar esa propiedad a una institución de carácter militar. Los niños se resisten, y los intentos de reubicarlos en otras escuelas, no resultan. Quieren su colegio, como O'Higgins quiso el suyo.

Pues bien, refiriéndose a los mentados colegiales, el impetuoso alcalde declaró a la prensa: “Esas personas no tienen ninguna posibilidad de ser más que nanas de mis nietos y lavarles el poto.”

Aparte de evidenciar sensibilidad social, sus palabras indican que asigna a las trabajadoras de casa particular funciones propias del papel higiénico. Notable ¿verdad?

Pero más sugerente aún es la filosofía política que revela. Siendo él miembro del partido Renovación Nacional, podemos inferir que encarna la doctrina de su colectividad. De otro modo, ya habría sido expulsado, todo lo cual lleva a creer que prohombres de derecha como Onofre Jarpa, Sebastián Piñera, Francisco Prat y Andrés Allamand, no sólo comparten la idea de convertir escuelas en retenes, sino que además celebran a su correligionario.

Por último ¡he ahí el poder de la palabra! La misma frase que él destinó a alguna grabadora de reportero, saltó de la cinta al papel, del papel al bronce y de ahí al blanco mármol de su propio epitafio.

EPÍLOGO
El miércoles 9-abr-97 acompañé a un grupo de apoderadas del colegio, junto al concejal de la propia Ñuñoa, Pablo Vergara Loyola, a una audiencia con el Intendente de Santiago, el ingeniero civil y político demócrata cristiano, Germán Quintana Peña.

Es una joya por dentro el palacete de la intendencia a un costado del castillo de gobierno, Moneda esquina de Morandé, y muy amable el funcionario Intendente, todo un caballero. Un mozo de smoking blanco y corbata humita nos sirvió café en bandeja de plata.

Las apoderadas, quienes para la ocasión llegaron con sus mejores pintas, explicaron su caso. Por favor, señor Intendente, ayúdenos a salvar el colegio.

Se comprometió a visitarlo sin falta mañana. Sí, por supuesto, tengan por seguro que el gobierno no recurrirá a la fuerza para poner fin a la toma.

Esa misma noche, hacia la madrugada ya, efectivos de boina negra y rostro cubierto saltaron sobre los muros traseros del colegio y expulsaron a las apoderadas, profesores y niños de su interior, junto con sacar a patadas al viejo perro mascota. No sé si iban armados con la metralleta Uzi, crucial en las guerras de Vietnam y de Yom Kippur, con que un carabinero dio muerte al joven de 16 años, Manuel Gutiérrez Cárcamo.

Los útiles escolares –punteros, globos terráqueos y libros–, lo pude comprobar al asomarme esa tarde sobre el muro, que no es alto, los amontonaron al centro de la cancha, cual escombros de demolición.

Del señor Intendente, nada. Meses después, el ingeniero hidráulico, socio de Sigdo Kopers y Presidente elegido con 57,98% de los votos, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, lo ascendió a Ministro de Estado, en la cartera de Planificación y Cooperación de Chile (MIDEPLAN).

De los niños, sus empeñosas apoderadas y demás integrantes de esa comunidad educacional, no he vuelto a saber. Pero en su inmueble de avenida Guillermo Mahnn 2100, vaya Vd. a comprobarlo, está asentada la 33ª Comisaría Libertador de Ñuñoa.

1-sep-11. Hay un Facebook de los ex alumnos del Colegio Libertador de Ñuñoa, pero no he logrado contactarme con alguno, por lo que volví al lugar de los hechos.

Lo que antes era una sobria, pero amplia escuela pública es ahora un ominoso fortín de color verde y blanco. Sus enormes muros de concreto armado tienen encima rejas de hierro, con ganchos en forma de guadaña. Cubre una manzana entera, sus siete a diez mil metros cuadrados, todo edificado. Uno puede rodearlo entero sin ver un alma, ni siquiera al cabo de guardia de la entrada.

Consultados algunos vecinos de las poblaciones aledañas, señalan que no hay ningún contacto ni comunicación con el personal del recinto. Al contrario, problemas, droga, suicidios. Otra fuente indica que en la policía se le considera una destinación maldita.

Uno de los chicos que estuvo con su mamá en la toma, luego de chocarse en moto, lleva un año en coma.

De entrada, en el vecindario nadie sabe ni recuerda nada. Mal que mal soy un bicho raro ahí y capaz que resulte sospechoso que un extraño ande tratando de ubicar a quienes estuvieron en una toma.

Al retirarme siento que no estuve en un barrio peligroso, pues salvo el tocayo concejal, los criminales de Santiago son los politicastros arriba nombrados. Cada cual en su pompa y estilo, sea por omisión deliberada, notable abandono de deberes o colusión bajo cuerda, clavó su daga en la espalda de Chile.

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