Pablo Huneeus
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EL TESORO DE BOLIVIA, CHILE Y PERÚ
por Pablo Huneeus

El mismo año –1804– en que el otrora revolucionario Napoleón Bonaparte se auto proclama emperador, la fragata española de 36 cañones «Nuestra Señora de las Mercedes» carga en las aguas que bañan a Bolivia, Chile y Perú 595.000 piezas de oro y plata destinadas a su «Sacra Cesárea y Católica» majestad el rey Carlos IV de España, otro Borbón más que resultaría más aficionado a cazar que a trabajar. (Ver Imagen)

Su periplo de recaudación lo inicia en Callao y culmina en Montevideo, de donde el jueves 9-ago-1804 zarpa rumbo a Cádiz junto a otros cuatro navíos de la Armada Española que ayudan a custodiar el botín.

Van también a bordo fardos de tejidos de vicuña, sacos de quina, charqui y canela más todo cuanto pueda alimentar a un reino de mucho cura y monasterio, pero incapaz de sustentarse por sus propios medios; como que hasta los azadones deben importarlos de Alemania y el tomate para el gazpacho, de México.

El viernes 5-oct-1804, habiendo el convoy del tesoro establecido esa madrugada contacto visual con la península Ibérica, o sea a un día de fondear en Cádiz, es interceptado por una escuadrilla inglesa al mando del comodoro Graham Moore, que navegaba hacia las «Columnas de Hércules» (Estrecho de Gibraltar) con la ambición de apresar algún esquife árabe o veneciano con especies, y ojala sedas de la India.

Aunque la piratería organizada era la forma de remunerar a las marinerías reales, los clanes Tudor y Borbón estaban en paz, pero la tentación del oro sudamericano fue «too much» para los británicos, quienes bajo la consigna de quien le roba a un ladrón tiene cien años de perdón, abrieron fuego a mansalva, capturando cuatro navíos católicos que se los llevaron presos a Plymouth.

Sin embargo a la mentada fragata, buque insignia del tropel, un obús le hizo estallar su polvorín, yéndose a pique el tesoro de 17 toneladas con 249 personas, entre tripulantes, centinelas y pasajeros.

En 2007 una variante de las empresas mineras, la compañía de buscatesoros estadounidense Odyssey Marine Exploration ubicó los restos de la «Nuestra Señora de las Mercedes». Valiéndose de equipos de alta tecnología aspiró de sus entrañas millares de piezas de oro y plata originadas en Potosí, Cuzco, Atacama y Marga-Marga, encontrándose entre ellas mucho real de ocho (doblones) acuñados en Lima con plata boliviana y cantidad de obras de arte incásico, aymara y mapuche labradas en oro, estatuillas, petos y deidades de templos ancestrales de los pueblos originarios.

Odyssey fletó un par de Boeing y desde el enclave inglés de Gibraltar despachó raudo el caudal a Florida, avaluado por su peso metálico en 500 y más millones de dólares.

Inmediatamente España, que cuenta con una cancillería muy profesional y enérgica, interpuso en Estados Unidos acciones legales que dieron cómo resultado una orden judicial a Odyssey de entregar a España el tesoro que ahora, para el disfrute del Borbón caza-elefantes, está desde febrero 2012 en la tierra firme del reino.

Entretanto, los países saqueados, en vez de ponerse de acuerdo para recuperar su patrimonio contante y sonante, disputan en La Haya rayas imaginarias sobre aguas movedizas.

La Haya, donde reside la reina Beatriz I de Holanda junto a la Corte Internacional de Justicia está a 53 Km. de Utrecht, cuna del almirante Oliver Van Noort, quien en mayo de 1600 irrumpe en Valparaíso con la intención de asaltar el galeón “Buen Jesús”, cargado de lingotes y monedas de oro provenientes de yacimientos chilenos.

A la pasada, Van Noort secuestró al práctico de navegación Juan Sandoval para que lo guiara en su incursión de saqueo al Perú. A fin de proteger a los peruanos sepa Dios hacia dónde dirigió Sandoval la sanguinaria escuadra venida de Holanda, porque a los dos meses lo arrojaron al mar; configurándose así flagrantes crímenes de lesa humanidad que la excelsa Corte se abstiene de juzgar.

Todo, en circunstancias que de Bolivia, Chile y Perú, ni por separado ni en conjunto jamás ha salido armada alguna a sojuzgar Europa, y menos a desvalijar sus templos y minas.

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