Pablo Huneeus
Seguir a @HuneeusPablo

LA DEGRADACIÓN DEL PERIODISMO
por Pablo Huneeus

En un artículo “De Vendidos y Decentes” publicado en este mismo medio el 31 de mayo pasado denunciaba la incompatibilidad ética entre ser comunicador social y promover mercancías.

Ahí, en elegantes términos decía:
¿Leeríamos “La República”, por ejemplo, o el “Fedón” sobre la inmortalidad del alma, si Platón, entre una pregunta de Adimanto y una sentencia de Sócrates, promocionara telas fenicias? ¿Le creeríamos algo a Albert Camus si hubiera intercalado avisos de agua Evian en medio de “La Peste” o del siempre actual “L’Homme Révolté”? (“Hay crímenes de pasión y crímenes de lógica,” dice en la estremecedora introducción... “Nuestros criminales no son más esos niños desarmados que invocan la excusa del amor. Al contrario, son adultos y su coartada es irrefutable: es la filosofía que puede servir para todo, incluso para convertir a los asesinos en jueces.”)

Sin embargo esta semana, en la relación entre el periodista Iván Valenzuela y la Automotora Hart, que tan vehementemente recomendaba por la Radio Cooperativa, hemos tenido la demostración metafísica –nada de elegante- de lo corrupta, nociva y sucia que es la práctica de que el conductor o panelista haga propaganda.

Empezó meses atrás a recomendar esta automotora en medio del noticiario “Lo que queda del día.” Ahí le hablaba a Paula Molina de que uno podía llevar su auto a vender y comprar otro en doce cheques. Fantástico todo, y una y otra vez repetía su cantinela hasta que fue convenciendo a cientos de personas de clase media a lo largo del país de que se dejaran mansamente estafar.

No sé que haya mencionado que el dueño de la mentada automotora, el especulador financiero Ismael Letelier Correa, con varias quiebras y estafas a su haber, estaba detrás de todo eso ni que fuera amigo suyo, si lo es, o que lo tenía en su planilla para arriar víctimas al patíbulo.

Entre los argumentos, recuerdo, que daba dicho periodista era, que más valía llevar el auto a una automotora que permitir a extraños venir a la casa. Capaz que le roben.

Total, si además de tener chipe libre en una de las principales emisoras de la nación, dispone de las cámaras del matinal de Canal 13 para ventear su cháchara, será porque hay fibra moral, pensaba la gente.

Hay alguien que no le creyó nada: el senador Nelson Ávila porque cuando le presentaron a Valenzuela en un programa de Carnes Darc en TV 5, dijo con una socarrona mirada: “Ah. Iván Valenzuela, su palabra vale en UF”

No sabemos el monto del soborno recibido por Valenzuela para arriar tanto ganado al matadero. Lo cierto es que en el 33º Juzgado del Crimen han sido sometidos a proceso los mandamases de Hart por “estafa reiterada y apropiación indebida reiterada” por un monto cercano a los mil millones de pesos.

¿Y Valenzuela?

Mientras al menos 400 familias han perdido sus autos o han sido estafadas en la compra de uno de recambio, este periodista estrella, el de la palabra altisonante en los principales medios de comunicación de masas, sigue tan campante.

Lo grave es que la nueva Ley de Prensa le da un privilegio al periodista universitario, una suerte de monopolio sobre los medios de comunicación. Y ese sitial, en lugar de servir para contar la firme, se está utilizando para engañar, atontar y ahora estafar a la buena gente del país profundo.

Por eso, proponemos, 1.- Que el auto de procesamiento en la justicia del crimen sea extendido a Iván Valenzuela por la responsabilidad que le pueda caber como cómplice del delito de estafa reiterada, asociación ilícita y giro doloso de cheques en que incurrió su recomendada.

2.- Que el Colegio de Periodistas ponga coto a la práctica de que el profesional de la noticia haga propaganda comercial. Si un graduado universitario va hacer de locutor arrendado, muy bien, pero revóquenle su título.


Contacto Pablo Huneeus