Pablo Huneeus
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PDL ¿DÓNDE ESTÁS?
por Pablo Huneeus

Falta un Partido Demócrata Liberal; los sin casa lo añoramos, los allegados a tiendas ajenas lo precisan y el país lo necesita.

Un partido que responda a la clase media, no a los conglomerados financieros, que confíe en el potencial del individuo, no de la fuerza, y que apunte a construir una sociedad abierta, donde impere la libertad de expresión y la justicia económica. Tolerante hasta los tuétanos, el PDL respeta las creencias religiosas que respeten al otro, pues lo inspira el humanismo básico de todos cuantos aspiran a que nadie sea esclavizado por la pobreza, la ignorancia o el miedo.

Para ser liberal por fuera, debe ser democrático por dentro. Ello implica que las bases, no las cúpulas, elijan sus directivas, que al menos un tercio de sus candidatos sean mujeres y que corra como la savia del árbol, de abajo hacia arriba, llevando a la luz el sentir de la tierra. Como no hay democracia sin descentralización, ha de existir para que la comunidad local, la gente misma, decida sus propios asuntos.

Todo esto, porque aparte del fútbol, si hay una institución que no funciona en Chile es la política. Desprestigiada por los malos partidos que brinda, plagada de jugadores rascas, y lo peor, sumida en el desorden dejado por el toque de queda, donde tantos aprendieron a chutar de noche.

Es así como hay próceres de mentalidad liberal jugando por RN y el PDC, y defensas del equipo totalitario en la UDI y el Partido Comunista. Sin formación ideológica, el punto de encuentro no son las ideas, sino lo forma más primitiva de política, que es el caudillismo. A falta de argumentos, de discusión interna, no queda más que el cacique como elemento aglutinador, por lo que el nombre “partido” le queda grande a las agrupaciones políticas chilensis: son meras tribus, con sus ritos de iniciación, sus machitunes y sus toquis ululando invocaciones alrededor del billete encendido.

Entretanto, la gran mayoría, la clase media digamos, sigue sin nadie que la represente, como huérfano sigue el movimiento social, –estudiantes, trabajadores, sindicatos– con una izquierda que le dio la espalda.

Por eso, tiene que venir un reordenamiento según la evolución sociológica seguida por nuestra sociedad. De la “cosa nostra” de unas cuántas familias terratenientes, muy pechoñas todas, vamos a una nación multicultural, de variadas razas y lenguas, cuyo equilibrio es el respeto al otro, la tolerancia a lo distinto y principalmente, el compromiso de no intentar unos imponerse por la fuerza sobre lo demás.

No teman señores políticos, al divorcio. Menos ahora que hay una nueva ley para ello. Luego del período de las culpas que sigue a toda separación, viene el renacer. Uno se esponja en la nueva relación, como han de esponjarse todos los demócratas liberales que ahora padecen una mala pareja.

¡Viva el PDL! ¡Viva Chile!

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