Pablo Huneeus
Seguir a @HuneeusPablo

CARTA DE DON RAÚL SÁEZ
por Pablo Huneeus

Trajinando unos archivadores encontré esta carta de don Raúl Sáez Sáez (1913-92), el hombre que dio a Chile fisonomía de país industrial. Oriundo de la Región del Maule, hijo de un oficial de ejército, gracias a la destinación de su padre, le toca hacer la secundaria en Francia, donde adquiere la sólida formación en matemáticas y filosofía, propia de una educación de calidad.

Se caracterizó por ser tanto o más moreno que el infrascrito, pero muy inteligente, y poco dado a discursear. «Hechos y no palabras», fue su lema. Se recibe de ingeniero civil en la Universidad de Chile, en tiempos que la credencial de «ingeniero» no era para cualquiera. Y en su calidad de aventajado conocedor de la realidad material, sus informes técnicos y cálculos de factibilidad literalmente movieron montañas. Es el autor intelectual de ENDESA, ENTEL, IANSA y la fundición de Huachipato, empresas todas craneadas y construidas por chilenos, para el bien común de la nación.

Dice textualmente la mentada misiva:

“Santiago, 22 de mayo de 1980

Señor
Pablo Huneeus Cox
Diario «La Tercera»
Avda. Vicuña Mackenna 1870
Presente

Estimado Señor Huneeus:
Siempre leo con agrado su columna de los días lunes en el diario «La Tercera» en la cual Ud. trata, en forma amena, algún tema de actualidad o de interés permanente. Con sorpresa, por tanto, me impuse del título de su última crónica sobre los «Veinte años del Riñihue», asunto que parecía no cumplir con los cánones habituales de sus comentarios. Sin embargo, al adentrarme en su lectura pude apreciar el propósito de su artículo en el cual se manifiesta su preocupación por la pérdida de ciertos valores y actitudes esenciales que han caracterizado la vida de este país, preocupación que es compartida por muchos de nosotros.

Escribió Ud. hace tiempo en su interesante estudio sobre «Nuestra mentalidad económica» que «hasta en el obrero se aprecia la mentalidad guerrera. Faenas esporádicas que requieren verdadero heroísmo como puede ser el caso de abrir el Riñihue luego del terremoto de mayo de 1960, las desarrolla con una agresividad y empuje espectacular, no por el pago sino que por el carácter heroico que dicha labor reviste”.

El párrafo que acabo de transcribir fue muy cierto en aquella oportunidad y continúa siéndolo hoy día. Pienso que el consumismo que se le ofrece aun no ha anulado esa calidad humana del trabajador chileno del cual es posible obtener grandes esfuerzos y sacrificios siempre que se le informe y comprenda para qué y por qué los hace y que no se le considere sólo como una máquina más en el proceso de producción. Ser aceptado como sujeto activo del progreso, con libertad para analizar y capacidad para decidir, y no como mero objeto, sigue siendo el estímulo fundamental para lograr la participación consciente del hombre de esta tierra.

Creo que esa fue la experiencia del Riñihue y como uno de los tantos partícipes en esa operación le agradezco haya tenido la feliz idea de recordar este hecho y las circunstancias, el ambiente y el espíritu que caracterizaron la tarea llevada a cabo.

Muy atentamente,

(Firmado) Raúl Sáez

Dirección: Napoléon 2936
Teléfono: 48-13-07”
* * *
Arriba del original (ver Imagen) dice en letra mía «Contestada 7-VI-80» y al borde está la marca que le hice al párrafo donde el generador de industrias señala que la base de todo es el factor humano, en particular el trabajador.

¿Acaso no vemos a diario empresas teclear (mala atención, choques, suicidios, robos y accidentes laborales) a causa de personal desmotivado? ¿De qué sirven bombarderos estratosféricos y «drones» de alta tecnología sin soldados de infantería con la voluntad de vietnamitas y talibanes? Hasta la misma Iglesia, con toda su pompa y oropel, ¿cómo no vio la crisis en que la iba sumir su postergado clero de base? Bueno, que encandilados con las luces de arriba, hoy nadie se fija en los cimientos.

A quienes se interesen en saber más del hacedor incesante de ideas productivas y hombre clave del desarrollo nacional, aquí la biografía de don Raúl en Wikipedia, la enciclopedia libre:

“Raúl Sáez Sáez (Constitución, 16 de febrero de 1913 - Santiago, 24 de noviembre de 1992) fue un ingeniero chileno, ministro de Estado durante los gobiernos de Eduardo Frei Montalva y Augusto Pinochet, y Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas de su país 1992.

Era hijo del militar general Carlos Sáez Morales y de Estela Sáez Rojas, su prima. Cursó sus estudios de enseñanza básica en el Colegio Alemán de Santiago. En 1925 su padre fue destinado a la misión de armamentos en Europa, por lo que la familia se trasladó a Francia. Allí estudió en uno de los grandes liceos de París, y preparó sus bachilleratos en matemáticas y filosofía. De vuelta en el país, en 1931, ingresó a la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile.

Su primer proyecto fue el Plan de Electrificación Nacional, el cual eventualmente desencadenó la fundación de Endesa. De hecho, Sáez fue contratado por la empresa de electricidad en 1940 como jefe de ingeniería civil, llegando a asumir la gerencia general (hasta 1961).

Sin dejar su trabajo en Endesa, se desempeñó como ingeniero jefe de la CAP. En tal carácter le correspondió estudiar soluciones técnicas, organizar la ingeniería de la compañía en Chile e iniciar la construcción de la usina de la siderúrgica Huachipato.

Entre 1950 y 1952, organizó y fue el primer jefe del Departamento de Planificación Nacional de la Corfo. Desde ahí, dirigió los estudios técnicos, económicos y financieros que permitieron organizar la Industria Azucarera de Betarraga-Sacarina que condujeron, en 1952, a la creación de la Industria Azucarera Nacional S.A. (Iansa).

En el año 1954 inició, junto con otros cuatro ingenieros, el debate nacional sobre Política Chilena de Telecomunicaciones. Como consecuencia de éste, se organizó, en 1958, dentro de Endesa, un servicio para darle comunicaciones a las grandes empresas que pertenecían a la estatal Corfo, denominado Sotelco. Años después, en 1964, se creó la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel), de acuerdo con los lineamientos de dicho estudio, para dar servicio de telecomunicaciones de larga distancia a todo el país. Sáez fue su primer presidente.

Tras el terremoto de 1960, dirigió los trabajos para evitar que el lago Riñihue inundara Valdivia y los pueblos aledaños al curso del río. Tres derrumbes de tierra bloquearon el desagüe natural del lago hacia el río San Pedro amenazando con asolar los pueblos ribereños y la parte baja de la ciudad de Valdivia, ya devastados por el sismo y el posterior tsunami. En dos meses, un contingente encabezado por el ingeniero Sáez logró evitar la tragedia en una operación se conoció como la epopeya del Riñihue.

En marzo de 1962 fue designado integrante del Comité Asesor de la Alianza para el Progreso.

En 1965 asumió la vicepresidencia ejecutiva de Corfo y colaboró con el presidente Eduardo Frei Montalva como uno de sus principales asesores en materias económicas y sociales.

Dirigió las negociaciones que condujeron a la Chilenización del Cobre y concibió la estrategia que debía inspirar la Corporación Nacional del Cobre de Chile (Codelco-Chile) y su efecto en las políticas macroeconómicas del país. En febrero de 1968, Frei Montalva lo nombró ministro de Hacienda, pero presentó su renuncia a sólo semanas de haber sido designado.

En 1973, llamado al Gobierno por el general Gustavo Leigh, fue asesor económico de la Junta Militar, especialmente en materias relacionadas con la renegociación de la deuda externa del país y luego como ministro de Coordinación Económica y Desarrollo hasta 1975. En esta capacidad ideó y negoció los términos de lo que se convertiría en la Fundación Chile en asociación con la «ITT Corporation» transformándose en una importante fuente de transferencia y adaptación de tecnologías para Chile. Fue nombrado miembro de número de la Academia de Ciencias de Chile en 1983, desde donde trabajó por lograr un mejor apoyo para el desarrollo de la ciencia y la tecnología en Chile.

Murió producto de un cáncer el 24 de noviembre de 1992, un día después que se le confiriera el Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas, galardón que por vez primera se otorgaba, y una semana después que el Colegio de Ingenieros de Chile le otorgara el Premio Nacional de Ingeniería, iniciando con él el otorgamiento de esta distinción.”

A lo anterior, solo agregar que fundó una estupenda familia, todos profesionales muy capaces, y por último, algo no menor: en su larga trayectoria de servicio público, manejando grandes caudales del erario nacional, vivió de su sueldo, sin saquear al Estado, como acostumbran ahora los «ingenieros» en defraudación organizada.

Contacto Pablo Huneeus