Pablo Huneeus
Seguir a @HuneeusPablo

ANGELO SODANO
por Pablo Huneeus

(Artículo escrito el Domingo 13 XII 1988 y que volvemos a publicar con motivo de encontrarse dicho sujeto nuevamente en Chile.)

El miércoles 1° de abril de 1987, Karol Wojtyla, Sumo Pontífice de la Iglesia Católica y Augusto Pinochet, Comandante en Jefe del Ejército de Chile, se abrazaban en Santiago.

Recuerdo bien el momento. Eran justo las cuatro de la tarde. Hacía dos años que el país, aturdido por la incesante propaganda, esperaba atónito lo que parecía imposible dado el oprobio mundial hacia el gobierno militar. Muchos creyentes, incluyendo connotados prelados, preferían que la primera visita de un Papa a esta república fuera cuando se normalizara la situación, o sea cuando se restaurara la democracia.

Además, estaban las protestas populares, que partir de 1983 venían aumentando de amplitud. En una, debieron traer tropas de la Primera División de Ejercito (Atacama), las que llegaron a la capital en uniforme kaki de desierto. Carentes de experiencia con multitudes, respondieron a las pedradas con descargas de fusilería, dejando decenas de muertos en las poblaciones. Pero ahí estaba al fin. ¡El Papa en Chile!

El apóstol de la paz, bálsamo del conflicto y representante de Dios en el planeta Tierra descendía magníficamente vestido de blanco por las escalinatas del reluciente jet Alitalia que lo trajo de la Ciudad Eterna. Honores militares, alfombra roja, sol radiante, ciudad embanderada, bandas de música, prensa mundial y hasta un Papamóvil de lujo dispuso el Augusto de Chile para el César de Roma.

Jesús Nazareno, ¿dónde estabas?

El amo de la Iglesia besó una muestra de tierra chilena que le presentaron en un cajón y seguidamente abrazó al general en uniforme azul de gala. De gorra puesta, llevaba Pinochet terciada sobre su abdomen la banda tricolor arrebatada a los Presidentes de la República.

No fue un saludo meramente protocolar el del Pontífice; podría haber estirado el brazo para congratular de lejos al tirano, así como podría haber evitado tocarlo del todo si hubiera querido. Fue un abrazo amistoso, donde se perfiló una leve sonrisa en sus labios. Eran dos hombres de poder, fue la sensación que irradiaron al unirse. Uno se cree la voz de Dios, el otro "salvador de la Patria", ambos encabezan regímenes autocráticos (el Estado Vaticano no es una democracia), ninguno llegó al poder por elección popular ni acepta el principio de la renovación periódica de la autoridad. Los dos ocupan sus cargos de por vida y el par de vitalicios ahí abrazados también comparten el talento de ser super estrellas de la tele.

Lo recuerdo bien, porque en ese momento preciso dejé de ser católico, si por ser católico se entiende obedecer a la Iglesia jerárquica.

Detrás de ambos jefazos, encabezando una doble fila de sotanas negras flameando al viento, estaba Angelo Sodano, Nuncio Apostólico de la Iglesia ante la Junta militar. Se frotaba contento, Señor, contento, las manos. Era fácil reconocerlo porque su cara rechoncha y voz meliflua aparecían siempre en los noticiarios, departiendo con ministros y generales. Sobre su vientre resplandecía una faja morada.

Apodado “el embajador de Pinochet ante el Cuerpo Diplomático”, a la hora del histórico abrazo llevaba diez años de Nuncio, habiéndole el Ministerio de Relaciones conferido el rango de Decano del Cuerpo Diplomático. Desde tan privilegiada posición apaciguaba los ánimos de sus colegas europeos en el país. Más de un proyecto de declaración conjunta de los plenipotenciarios extranjeros contra la represión a que estaba siendo sometida la gente de Chile llegó hasta Sodano no más.

Pero no es por eso que la derecha le guarda gratitud: una condena papal o bula de excomunión y hasta ahí no más llega quien sea que gobierne este país. En Chile es tal el peso de la Iglesia en la opinión que el régimen necesitaba urgente su bendición. De nada servían los fusilamientos, toques de queda y parrillas de tortura si la Iglesia retiraba el sustento de legitimidad que otorga a la autoridad gubernativa.

Continuamente, entonces, tal como lo acaba de hacer recién en su epístola a los chilenos, apelaba Pinochet a una misión salvífica que la Virgen del Carmen o el propio Dios Padre le habría encomendado.

Y ahí es donde entra Sodano: justo cuando el impulso libertario está por voltear a Pinochet, pone el peso de la Iglesia Católica a su lado. Contrario a la acción comprometida del Cardenal Silva Henríquez, a la “teología de la liberación” y demás tendencias de izquierda surgidas al amparo de Juan XXIII, Sodano mira con simpatía el “anticomunismo” reinante. Vicario General Castrense pinochetista, capellanes de su línea política, consagración de templos militares, misas especiales y sagrada comunión a la alta oficialidad, en fin todo el apoyo espiritual que pudiese necesitar de la Santa Madre Iglesia, ahí estuvo.

Fue también gracias a Sodano que la recién bautizada "Pontificia" Universidad Católica, pasa a ser el comando de apoyo ideológico del régimen y fábrica de tecnócratas ávidos por colaborar como ministros o gerentes. De la Facultad de Derecho salen las “Actas Constitucionales”, calcadas del gobierno pro nazi de Vichy (Francia), que revisten de juridicidad la ocupación militar del país. De la de Economía, el modelo neoliberal que le da su base monetaria, y del Canal 13 de TV, la estrategia comunicacional de fútbol y espectáculo, que adormece el espíritu cívico.

Así todo, la obra maestra de Sodano, la verdadera demostración de su genio, fue traer a Wojtyla y lograr incluso que ante las cámaras el sucesor de Pedro depositara en los labios del tirano la hostia consagrada. Con la astucia de un Maquiavelo venció las reticencias iniciales y la visita de seis días resultó brillante; elevó el alma nacional y, cual aceite sobre las olas, produjo un ambiente beatífico de concordia.

A la pasada, claro está, permitió que alzas de precios en la bencina y el pan pasaran desapercibidas, y fortaleció la dictadura como nada ni nadie lo había hecho.

Sodano es hoy cardenal y segundo hombre del Vaticano, Secretario de Estado, por lo que bien puede llegar a Papa, así como bien puede un juez abrir un proceso en su contra, si es que no lo está ya incoando.

Se han visto cosas increíbles últimamente, pero un Papa detenido por complicidad con violadores de Derechos Humanos, sería too much, ¿verdad?
Post Scriptum: El 18 de febrero de 1999 la baronesa Symons de Vernham reveló a la Cámara de los Lores que el Vaticano intercedió ante el gobierno británico por la liberación de Pinochet. Esto ha estremecido a la grey católica, que es mayoritariamente pobre y de otro sentir, por su carácter solapado e inconsulto.

Más aún, al dar a conocer la secreta gestión, la citada baronesa puso fin a las ambiciones papabiles de Sodano, pues la curia necesariamente va a optar por una figura de manos limpias, tipo arzobispo de Milán. Apostamos, a que el próximo Papa es italiano. Recordemos que de los 223 Papas que registra la historia, 211 son italianos, 6 griegos, 2 españoles, 2 alemanes, uno croata, y uno (el actual) es polaco. Wojtyla, nacido en Wadowice, Cracovia en 1920, es el primer Papa no italiano desde 1523.

Del Medio Oriente, Asia, Africa, las Américas o el Caribe no ha habido Pontífice alguno y de los 109 cardenales que votan para elegirlo, 50 son de Europa. Noventa de los cardenales que componen la curia han sido designados por Juan Pablo II.

Por ultimo, téngase presente que en el Vaticano nadie habla arameo, el idioma de Cristo Jesús.

RÉPLICAS

Un Sodano acolitado por un Medina, le hacen pasar la medida con soda. Nunca olvidaremos la visita que hizo a Pinochet. Era tanta la frescura de los organizadores, que el día de la despedida, en el norte, donde se presumía que no iba el dictador, concurre a pesar de todo y recibe el discurso de despedida del visitante, acompañado de sus ministros. En la grabación que tenemos y que tiene la sede del Estado del Vaticano, se ve en primer plano hablando el Papa frente a Pinochet y sus ministros, menos el de Relaciones un señor Del Valle, arrenquín de último momento. Se le ve detrás, a diez metros, chacoteándose con el jefe del protocolo, José Luis León, en la escalinata del avión.

Esa es la anécdota histórica, o histérica. Que nos quedo de la visita. Salva la plata la improvisación de una valiente muchacha en el Estadio Nacional cuando fue el Papa. ¿Dónde esta su estatua? ...su nombre, ¿en qué calle? Aquiles Canto Claro

El artículo de Huneeus producirá en muchos espíritus pazguatos indudable resquemor. El papel desempeñado por la Iglesia a lo largo de la historia me parece repudiable. En el caso chileno, no cabe duda de lo que significó durante la dictadura la Vicaría de la Solidaridad y las actitudes de varios religiosos de diversas órdenes. Si de la Argentina hablamos, la actitud de la jerarquía fue bochornosa y si de casos personales se trata, aquí y ahora, no es posible hacerse el leso y no entrar a analizar qué significado tienen los curas castrenses, los obispos castrenses y hasta las catedrales milicas. Víctor, Buenos Aires.

Ahora veo una vez más cómo se ha manipulado tanto la información allá, porque yo me tragué todo el cuento del Papa y de lo maravilloso que había sido su visita, sin ser en absoluto católica practicante, nada mas con ver TV. y todo el magnifico escenario montado...tal vez uno necesitaba creer o aferrarse a algo después de tantos momentos de horror y desesperanza y así como yo, tanta gente... eso si que al Sodano nunca lo tragué, en cambio al Cardenal Silva Henríquez le tuve siempre una profunda admiración... Soledad Aránguiz, Portland.

Después de la visita del Papa tibiamente comenzaron algunos rasgos "democratizadores" en el país. Algo parecido a lo que pasa con Fidel después de la visita a Cuba. Marcos

Acerca de Jesús, te recomiendo que le eches un vistazo a Jesus The Man por Bárbara Thiering, Corgi Books, Londres, 1993. Es una nueva interpretación que hace esta doctora y académica, especializada en los rollos del Mar Muerto, de la vida de Jesús y del cristianismo. Entre otras cosas dice que Jesús no murió en la cruz, que se casó, tuvo hijos; aunque reivindica la lucha social y religiosa cristiana que intenta instaurar una religión universal, en oposición a la judaica. Los Evangelios son, para Thiering, una especie de escritura críptica, adoptada para sobreponerse a la censura. Arturo Escandón, Tokio.

No estoy de acuerdo en lo referente al Cardenal Silva Henríquez —a quien admiré mucho y tuve el privilegio de conocerlo personalmente—, cuando se refiere al interés y nexo que éste tuvo con la Teología de la Liberación y movimientos de izquierda. No se puede negar que tuvo una influencia importante de respuesta al dictador, pero no precisamente por iniciativa propia, sino más bien por su confianza en la gente que trabajaba cercana a él. De él no se puede decir que fue un hombre de izquierda, fue un hombre muy bueno, con todo, no de izquierda. Silva Henríquez no fue Oscar Romero, del que se podría haber dicho que fue un amante de la Teología de la Liberación. Rodrigo Ampuero, Alemania.

Una pena que hayas dejado de ser católico debido a la visita del Papa. Pienso que hizo bien en venir. Ayudó a confirmar el hecho que Pinochet debía terminar como gobernante. Además, creo que cada pueblo tiene el gobierno que se merece... Tomás Huneeus, Calera de Tango.

Contacto Pablo Huneeus