DE JULIO CESAR A SHINZO ABE, LA GUARDIA MATA.
por Pablo Huneeus
O deja matar, que es lo mismo. Esto, porque Shinzo Abe, el premier japonés de 67 años, retirado de la política activa por enfermedad y que fuera asesinado el viernes pasado por un comando de la marina que se le acercó a plena luz por la espalda con una pistola.
Abe entretanto, sobre una tarima y sin protección alguna discurseaba por un amigo mientras los guardaespaldas profesionales, agentes del Estado, en actitud permisiva, pajareaban de lo lindo. Y lo típico de estos casos: se pusieron las pilas cuando la balacera amainó. Antes, ni pensarlo, muy arriesgado, mejor después, cuando llega la prensa y la fama.
Igual, el pretor de la antigua Roma, Julio César. Odiado por la élite a causa de su simpatía con la plebe, y a pesar de los augurios de los Idus de marzo, la Guardia Pretoriana nada hace por impedir que Brutus y una docena de senadores lo acuchillen a muerte.
Y volviendo a nuestros vecinos del océano Pacífico, el 12 de octubre de 1960, en pleno centro de Tokio le llegó al líder socialista Inejiro Asanuma (61). Hombre fornido y enérgico, hablaba con su habitual vozarrón en el cierre de campaña, evento filmado por la tele, cuando en directo aparece de un brinco el karateka Otoya Yamaguchi (17), premunido de un «wakizashi» el sable corto de 30 cm que el Samurai de la época feudal llevaba al cinto, se lo clava a concho por el lado izquierdo. Pulsando con fuerza y maestría logra el cuchillero dirigir el acero en dirección al pulmón y corazón del orador.
Yamaguchi, siempre frío y veloz, retira del tórax del político el arma ensangrentada y cuando se apresta a mandarle el segundo sablazo a la altura del hígado, un secretario de Asanuma lo alcanza a sujetar.
Todo, para el regocijo de la audiencia, transmitido por la cadena NHK, urbi et orbi a unos veinte millones de súbditos de la pantalla, para que vean quien manda aquí.
La foto del reportero Yasushi Nagao, estupenda publicidad de las artes marciales y regio modelo de rol para jóvenes fastidiados, la compró la United Press International para revenderla por todo el mundo, y fue galardonada con el «1961 Pulitzer Prize for Photography and World Press Photo of the Year.»
Yamaguchi fue capturado sobre el escenario, y a las pocas semanas, estando bajo custodia policial, resulta que se colgó. Capaz que hablara. Y el Partido Socialista, sin Asanuma, en vez de matizar sus posiciones extremas, fue perdiendo escaños ante la derecha pro americana hasta terminar por disolverse en 1996.
Ah, y John F. Kennedy, asesinado en Dallas el 22 de noviembre de1963. Ni las 888 páginas del informe de la Comisión Warren ni la anuencia de la autoridad policial convencen que el infante de marina Lee Harvey Oswald, de motu propio, desde el sexto piso de un edificio, provisto de una carabina italiana de repetición del año 1940, baratija que le costó US$ 12.78, más US$ 7.17 la mira telescópica, con un solo tiro mató al Presidente de los Estados Unidos, dejando la misma bala gravemente herido al gobernador Connally.
Y los guardias, la escolta y todo eso, ¿dónde estaban, entre qué gentes y con qué ideas?