Pablo Huneeus
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Urbi et Orbi, domingo 22 de abril de 2001

ALGO HA PASADO
por Pablo Huneeus

Algo ha pasado con el libro "El Dedo en la Llaga" que saliera en febrero. Contiene los "Urbi et Orbi" menos malos diseminados hasta el 31-XII-2000, fecha en que amanecí convencido de haber dicho todo cuanto tenía que decir por Internet.

Luego de entregar el mentado dedo a la editorial, me puse a rescribir algunos pasajes de "Filosofía Clásica", en especial lo referente a "El Banquete" de Platón y al "Ars Amatoria" de Ovidio, que quedaron algo "light" en la primera edición. Además, unas semanas en Calbuco, y una cabalgata al paso Lipela, de Futrono hacia la cordillera, que organizara Ramón Quichiyao en memoria del explorador Guillermo Cox, el de "Patagonia Mágica". Recorrimos la misma senda que él describe palmo a palmo en 1862. (Y las fotos Ramón?)

Seguidamente, me sumergí en la edición ampliada del libro de recetas, "Manual Practico de Cocina" se llama ahora y le agregamos el ají de gallina, el stroganoff de carne y atún, el suspiro limeño, las empanadas salteñas, la torta pascualina, la ensalada de atún con palmitos y pepinillos en escabeche, y demás delicias que habían quedado en el tintero diez años atrás, cuando Chile no conocía el Chardonnay ni la nana peruana.

Entretanto, el dedo empezó a apuntar hacia algo. Aparte de venderse de lo más bien gracias, las replicas que contiene el libro comenzaron a tomar vida propia. Los comentarios, insultos y aclaraciones que fui recibiendo por cada artículo, al incluirlos como parte integral del texto, lo potenciaron cual espuelas al pingo. "En adelante, todos los libros van a ser así" comentó alguien.

Lo que había empezado como un experimento casero, comparable a echarle cilantro a la mayonesa, terminó abriendo una nueva dimensión a las letras. Ya en Frankfurt el mes de octubre, que andaba con la idea, en la gigantesca Feria del Libro del 2000, me sorprendió no encontrar nada parecido. Era una idea tan elemental, Watson, incluir la polémica suscitada por un escrito, que esperaba encontrar cientos de libracos animados por el principio de la sístole y la diástole, del ir y venir del pálpito.

Nada. ¿Y no habían dicho que con Internet el mundo se tornaba interactivo? ¿Qué hasta el último monaguillo de Mechuque iba a hablarle de igual a igual al Pontífice de Roma?

Lo que ha pasado, entonces, es que el dedo ha cambiado la literatura. El largo monólogo del escritor se ha transformado en más que diálogo: en sociedad. Plumario y lector, no sólo se hablan el uno al otro, ahora se aúnan y complotan mano a mano para hacer juntos el libro.

Como en toda sociedad, hay uno que se lleva la parte del león, en este caso es el infrascrito que se queda con los royalties y encima comete el delito de "afamación", vale decir hacer famosas, con nombre y apellido, a otras personas que aportaron al libro.

La magra retribución que puedo ofrecerle a cada uno de los 164 afectados que queriéndolo o no ayudaron a levantar el dedo, es autografiarle su ejemplar la próxima semana en la Plaza de Armas de Santiago. Con motivo del día del libro, parte mañana lunes 23 una feria entre la Catedral y el potro de Pedro de Valdivia, que ha de durar, aunque llueva, hasta el viernes 27. Estaré esos días pluma en ristre en el stand N° 1, el más cercano a la mentada cabalgadura.

Aprovecho de advertirle a los amables lectores de esta columna que todas las acotaciones cáusticas, declaraciones de amor y mensajes hirientes que tengan a bien mandarme de vuelta podrán ser citados fuera de contexto, sin previo permiso de su autor y con plena finalidad de lucro.

Nos vemos en la plaza!



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