Pablo Huneeus
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LA CONDICION HUMANA EN LA GRAN MINERÍA DEL COBRE
por Pablo Huneeus

En 1969, a mis veintinueve años, siendo padre de familia y profesor universitario, partí a explorar la cuestión social del metal que amamanta al fisco. Quería saber de dónde salen y cómo lo pasan, quienes extraen de la cordillera el «salario de Chile».

De inmediato, le entregué a la Corporación Nacional del Cobre de Chile, CODELCO, un documento de lomo azul y hojas de papel roneo, con mis observaciones sobre la situación social de los campamentos cupríferos. Pero estaba en curso la “chilenización” pactada y posterior nacionalización total del cobre, proceso que en terreno no se notaba, y a nivel de los mandamases capitalinos excluía de la lista de invitados a la gente misma.

Silicosis, casas infestas, obreros estresados, ¿de qué me habla señor Huneeus?, era la tónica del momento. Cuando nosotros, los esclarecidos, terminemos de tomar control, todo se va a arreglar.

Cinco años después, en base a una copia olvidada del informe (se hicieron dos o tres máximo) fue confeccionado el «Documento de Trabajo Nº 25, Agosto de 1974” del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica, intitulado «Estructura y dinámica social en los trabajadores del cobre».

Y de ahí no supe más del tema (en tanto cambio de casa y viaje al sur perdí mi copia), hasta que en abril de 2019, o sea a los cincuenta años de aquella exploración, descubrí en Internet que el mentado documento aparecía citado en libro de J. Dinius and Angela Vergara. «Company towns in the Americas. Landscape, Power, and Working-Class Communities», Georgia University Press, 2011.

También, en la monografía «Sewell, historia y cultura en un asentamiento humano organizacional» de Eugenio de Solminihac I., profesor de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, publicado en la Revista de Urbanismo de junio 2003.

Isabel Court tuvo a bien fotocopiarlo del ejemplar preservado por la biblioteca de Campus San Joaquín, y Verónica Crovari digitalizarlo a fin de ayudar a entender a quienes viven por sus manos.

INTRODUCCIÓN

Cuando alguien visita una mina de cobre, queda muy impresionado por las máquinas, los trenes y las fundiciones, donde uno ve el metal rojo correr cual río de oro al capacho de enfriamiento. Es todo muy grande, y el aire está enrarecido por la altura y la toxicidad de las emanaciones sulfurosas de las chimeneas.

Impresionados por el espectáculo, muy pocos se interesan por la comunidad humana dedicada al cobre.

¿Cómo se vive ahí?

A la pasada se divisan unas casitas muy bien pintadas, el guía menciona lo que gana un obrero y el folleto de Relaciones Públicas se explaya sobre los magníficos hospitales, canchas de fútbol y viviendas de los trabajadores.

Los que ni siquiera han ido tienen una vaga idea de que los mineros ganan mucho dinero y viven muy bien. Saben de los trabajadores cuando hacen huelga.

Esta es una investigación exploratoria sobre la situación social de los trabajadores de la gran minería del cobre que realicé en 1969 para informar a CODELCO.

Su objetivo fue conocer las condiciones de vida de los trabajadores, lo que abarcaba un estudio sobre la vivienda, los centros deportivos, las escuelas, hospitales y demás servicios sociales. También interesaba ver las formas de organización social existentes y los problemas de relaciones industriales.

Demoré seis meses en los cuales recorrí Chuquicamata, Salvador, Potrerillos, Sewell y Caletones, viviendo una temporada en cada lugar. No era el caso hacer encuestas de tipo «survey» porque había una serie de datos elementales que nunca se habían reunido, como el número de viviendas y la magnitud del déficit habitacional.

Además, la amplitud de lo que deseaba saber, sumado a la escasez de estudios previos, sólo permitían un tanteo inicial del fenómeno. Todo, sin invitación ni credencial, o sea, con plena libertad de hablar con quien quisiera, y no con quien la empresa habría impuesto.

El estudio se hizo por medio de conversaciones no pauteadas con obreros, empleados, profesionales, ejecutivos, mujeres, profesores y demás personajes-tipo de estas comunidades. Esto permitió descubrir una serie de dimensiones que habrían escapado del formato encuesta. Además, se reunió gran cantidad de antecedentes, pliegos de peticiones, fotos, memorándums de los sindicatos, informes confidenciales de las Compañías y reportajes. Todo, pesa 38 kilos y el informe entregado a CODELCO tiene 237 páginas.

Este es un resumen que se publica como Documento de Trabajo del Instituto de Sociología para que sirve de antecedente a nuevas investigaciones sobre trabajadores del cobre, de material bibliográfico en cursos y para que quede como testimonio de las condiciones de vida en las minas de cobre de la República de Chile cuando eran explotadas por empresas Norteamericanas.

Pablo Huneeus, agosto de 1974.

Primera Parte: CHUQUICAMATA

«Chile Exploration Company (propiedad de la familia Guggenheim) ha roto los conceptos tradicionales que miraban a los campamentos mineros como algo transitorio e inestable, que debía erigir sus instalaciones, ya sea operacionales o de bienestar en forma tal que desaparecieran al cabo de la terminación de las riquezas que la sustentaban.

Bajo este nuevo punto de vista se han conformado condiciones de vida y de trabajo que se basan en la creencia que las familias en el mineral vivirán indefinidamente». («Chuquicamata: Esfuerzo Industrial de Chile». Publicación del Departamento de Relaciones Industriales de la Chile Exploration Co., Pág. 20).

«Chuquicamata: Existen infamantes campamentos, que son una vergüenza nacional en medio de un pozo de riqueza. Sus nombres: Lata, Adobe, Hundido, etc. No tienen servicios higiénicos adecuados, agua, etc. La basura se amontona en las estrechas callejuelas. Los niños están expuestos a graves infecciones y enfermedades. Los buques o colectivos para obreros están en malas condiciones. Un número excesivo de trabajadores viven en piezas estrechas, con poca iluminación y deficiente ventilación». (Congreso Nacional Extraordinario de la Confederación de Trabajadores del Cobre. 1967).

I.- Características generales de Campamento

En Chuquicamata es el aburrimiento.

Desde Antofagasta hay que internarse 238 kilómetros por el Desierto de Atacama siguiendo una «huella» pavimentada que sube inexorablemente hacia el altiplano, mientras pasa frente a pueblos abandonados por el salitre, saqueados por los cesantes y habitados sólo por el viento.

Primero viene Calama, una ciudad que ha surgido sobre un pequeño oasis de pimientos formado por el río Loa. Tiene un aeropuerto al que diariamente llega un avión Ladeco desde Santiago; una radio que es la única que se capta en un receptor normal; un diario – El Mercurio de Calama – al que se le imprime ahí la primera y última página y lo demás se rellene con el cuerpo central del Mercurio de Antofagasta; un par de cines que parecen galpones y que cobran los mismos precios que en el centro de Santiago, por películas de tercera clase como «Ebirrah el terror de los mares» y «La venganza del pistolero»; y unas estrechas calles que en las tardes se llenan de trabajadores que caminan y caminan en busca de entretención y de compañía femenina.

Subiendo otros dieciséis kilómetros, nuevamente en pleno desierto, está Chuquicamata, a 2.850 metros de altura y 1.240 km de Santiago, o sea a doscientos kilómetros más alejado de la capital que Puerto Montt, y a 982 km de Cochabamba.

A la entrada, como en todos los campamentos de las subsidiarias de la Anaconda Company, hay una barrera y control que en este caso está atendido por Carabineros de Chile.

El campamento está a 2.700 metros de altura sobre el nivel del mar, en los primeros faldeos de una cadena de montañas cuyo único signo de vida son los letreros hechos con piedras blancas que dicen «Vote por los comunistas» y «Lea el Siglo». Antes, tenía vista sobre la inmensa llanura en que se divisa desde Calama hasta la Cordillera de Domeyko, pero un inmenso cerro de lastre de la mina, al cual se le ha extraído ya el mineral, va encerrando la población en una especie de cajón entre la montaña y la mole de lastre.

Ahí viven 30.000 personas. Las calles, casas y plazas son propiedad privada de la Chile Exploration Company (CHILEX). La compañía comenzó a construir el campamento en 1915 con el estilo chato de la edificación provisoria y, salvo las obras más recientes, la única variación arquitectónica es la seguida por la chatura a través del tiempo. Hay bloques, barrios y «buques» colectivos de diferentes épocas, pero de similar monotonía.

Consta de dos sectores bien diferenciados:

La parte baja donde las habitaciones de trabajadores y empleados que ganan en escudos, el comercio, las pulperías, los teatros y los sindicatos. La parte alta («sector americano»), unos dos kilómetros más adelante, donde están las casas de los que ganan dólares (de los Estados Unidos) la escuela americana, la gerencia, las casas de huéspedes de la Compañía, las canchas de tenis, la piscina temperada y los clubes de los funcionarios «moneda americana» (Chilex Club).

Son dos núcleos ecológicos que se autoabastecen en lo referente a la interacción social, adquisiciones y vida comunitaria, de modo que los habitantes de un sector pueden existir perfectamente sin entrar en contacto estrecho con el otro.

Es algo como Vitacura y San Miguel, sin Santiago de por medio.

En la parte baja, está la gran mayoría de la población agrupada en casas pareadas, en bloques rectangulares que, alineados en forma cuadrangular, se distribuyen de manera más o menos equidistante de una amplia plaza con una rotonda de cemento. Alrededor de la plaza está la Iglesia Católica, dos escuelas, dos cooperativas, locales comerciales, las oficinas de los sindicatos; industrial y de empleados; el gimnasio y los paraderos de taxis y buses que van a Calama.

El clima combina la monotonía de los cielos invariables del desierto, el efecto agobiante de la altura —el soroche— y la estabilidad propia de esa latitud (22º). Puro sol, rara vez nubes y nunca lluvia. Lo único que parece cambiar son los grados de temperatura que pueden llegar a 30ºC en el día y bajar a 4ºC en la noche y los vientos que en la mañana corren suavemente desde el Nor-oeste trayendo encima del campamento el anhídrido sulfuroso que vomitan las grandes chimeneas de la fundición y en la tarde, se transforman en furiosos vientos sur-este que frecuentemente alcanzan a los 70 kph. El aire es extremadamente seco, siendo la humedad relativa entre 5% y 15%, lo que a menudo irrita las mucosas nasales, afecta el genio y estropea los cigarrillos.

No hay vegetación natural. Con gran esfuerzo algunos logran crecer variedades de cactus, retamos y otros estoicos matorrales que sobreviven en ese aire. En el sector americano hay algunos prados de pasto y uno que otro árbol. En la plaza han prosperado los nobles pimientos nortinos, pero fuera de eso es pura piedra, asfalto, sol abrazador y cerros ariscos.

El desierto provoca una aplastante sensación de encierro. Es estar cercado por un abismo. Y a la monotonía del lugar se suma la del clima y la del trabajo –hace 54 años se produce lo mismo- para contaminar el ambiente social de un aburrimiento que marca la vida en esa comunidad.

No es el aburrimiento sin destino ni medios que se da en el campo porque en Chuquicamata, a diferencia de las zonas agrícolas, los trabajadores cuentan con todos los medios económicos para llevar una vida más animada. Tampoco es el aburrimiento sin horizontes mentales de una comunidad sin mayor cultura porque aquí el nivel de escolaridad y de educación es muy superior al que se observa en ciudades de esa magnitud.

Es el aburrimiento de realizar en un lugar inhóspito, a menudo de generación en generación, el mismo trabajo insignificante en una gran organización impersonal que determina cada aspecto de la vida individual, familiar y colectiva. En una faena que emplea alrededor de 7.000 personas distribuidas en funciones muy especializadas es muy difícil lograr que alguien identifique su aporte de trabajo en el resultado final del proceso. El único sentido que tiene la vida en Chuquicamata es ganar plata.

Pero al salir del trabajo tampoco puede olvidarse la Compañía porque ésta pone la movilización. Luego al llegar a su casa se encuentra que la ubicación de ésta, el baño, si es que lo tiene porque la tercera parte carece, el número de piezas, los vecinos, las ampolletas, el aseo de la calle, los alimentos que compró su señora y el suministro de agua y electricidad, todo depende de la misma organización en la que acaba de pasarse ocho horas realizando un trabajo sin sentido y que es el mismo para toda la vida.

Lo más probable, si tiene familia, es que su casa sea de tres piezas de lata, pareada y con baño común a una cuadra de distancia. Si es soltero será una cama en una pieza que comparte con dos o tres más en los «buques”, verdaderos galpones-dormitorio. Y esto en el caso de que haya logrado obtener casa porque más de 2.000 trabajadores en espera de obtener casa deben vivir provisoriamente en Calama, en chozas de sus suburbios.

En estas condiciones tampoco hay posibilidades de realizar una vida familiar normal. Sencillamente no hay espacio. Si quiere descansar o le toca turno de noche y debe dormir en el día, al son de los ruidos que emiten todos los niños y vecinos del colectivo. Vecinos que igual que él, fueron colocados ahí por la Compañía y por último hasta el puchero depende del surtido que haya encontrado en la pulpería de la Compañía. Siempre la Compañía.

Es el aburrimiento de ser manejado de arriba.

¿Qué hacer? Ir a Calama, ir a ver una película de tercer orden al teatro de Chuqui, ir al local del sindicato a conversar o al Club Social. Son las posibilidades para una vida y por hoy puede que todas estas cosas estén lejos, hace mucho viento y más vale quedarse en casa. Entre las latas, sin espacio vital para los niños, oyendo la estridente radio de Calama con sus musiquillas de siempre y sus avisos chillones. La única esperanza, aparte de juntar suficiente plata para mandarse cambiar, ideal que rara vez se logra, es que pase algo, como una huelga que rompa el aburrimiento.

II.- RELACIONES LABORALES

En los últimos trece años (1955 a 1968) ha habido 189 paros y huelgas que han significado una pérdida de producción de 136.036 toneladas de cobre refinado.
Tipología de huelgas

Estudiando los antecedentes de estos conflictos y entrevistando a obreros, dirigentes sindicales y ejecutivos de la Compañía pude distinguir, tentativamente, tres tipos:

1.- La huelga general

Esta ocurre porque trabajadores y empresa no llegan a un acuerdo sobre el pliego de peticiones. Jurídicamente es huelga legal cuando el proceso de negociación sigue los pasos estipulados en el Código del Trabajo.

Abarca la totalidad del personal y sus causas manifiestas –dependiendo de donde se mire- son las desorbitadas peticiones de los trabajadores o la intransigencia de la Compañía en pagar justamente a sus trabajadores.

Son predecibles porque pueden ocurrir únicamente cuando ha vencido el convenio colectivo que dura 18 meses, y porque en el giro que van tomando las negociaciones se siente si la Compañía está o no dispuesta a afrontar la huelga.

Algunos afirman que en ciertos casos la Compañía deliberadamente se torna intransigente con el objeto de parar la mina sin mayor costo sea porque hay mucho stock de cobre acumulado o porque el precio está flojo.

En este tipo de conflicto hay un llamado al Estado para que intervenga. Los trabajadores buscan la participación de ministros y del Presidente. La huelga general es también una forma de hacer que la comunidad nacional escuche.

2.- El paro parcial

A menudo los trabajadores de una sección o los de un determinado turno de una sección paran, por motivos imprevistos. El paro parcial se origina en la base, sin consulta ni participación de los sindicatos. Puede ser que desean el cambio de un capataz, que se les entregue nuevos pares de guantes o que se sangre el horno de otra manera. Generalmente son por razones chicas y pareciera que con un adecuado mecanismo de relaciones industriales se podrían detectar a tiempo los problemas manifiestos que llevan al paro.

En muchos casos, más que razones, parece haber sólo pretextos para dejar de trabajar un rato y la labor se reanuda sin mayor cuestión.

A veces duran sólo un par de horas. Ciertos paros no tienen mayor trascendencia como puede ser el caso de los mecánicos de mantención que si paran unas horas no afectan el funcionamiento general de la producción. Pero hay otras secciones estratégicas y sus trabajadores saben muy bien el poder que tienen. Un paro en la casa de fuerza que distribuye la electricidad a la mina, molino, fundición y campamento, paraliza inmediatamente la producción completa y hasta en el hospital provoca emergencias extremadamente graves.

Otras veces, duran semanas.

Este tipo de paro es sumamente costoso para la Compañía porque, a diferencia de la huelga general debe seguir pagando remuneraciones durante el tiempo no trabajado. A lo más podrá descontarles el tiempo no trabajado a los autores del paro –cosa que rara vez se hace- pero en ningún caso puede descontarle a quienes no pudieron trabajar por falta de electricidad, por ejemplo.

Ante estos paros se plantea generalmente el siguiente dilema: O se acepta en aras de la reanudación inmediata de faenas lo que piden o se les sanciona en aras de la disciplina, del conducto regular y del orden.

Tratándose de paros estratégicos, la Compañía tiende por la reanudación inmediata de la producción, cualesquiera sean los renuncios en que deba incurrir.

Esto implica pasar por encima de los sindicatos quienes desearían que se les aplicara el máximo rigor a los que actúan fuera del esquema de organización laboral. En algunos casos se llega a la par4adojal situación de que la Compañía acepte de inmediato la petición mientras los dirigentes sindicales pidan que no se les preste atención y se mantenga una línea dura con ellos. Los dirigentes a menudo se sienten sobrepasados por estos paros y por los acuerdos directos entre la Compañía y un determinado grupo de trabajadores.

Esto, lejos de ser una ventaja para la Compañía fomenta la animosidad de los sindicatos porque los debilita y saben que siendo fuertes podrían mantener responsablemente lo pactado entre Compañía y trabajadores.

Para una empresa es peor un sindicato débil; es como el niño que hace berrinche a fin de puro demostrar que existe.

Otro efecto de esta política es que debilita la autoridad de los supervisores de línea y de los mandos medios en general. Saben que ante cualquier conflicto el personal a su cargo suspende el trabajo y que la Compañía en lugar de respaldarlo, hará lo que inmediatamente ponga en movimiento la sección.

A corto plazo se evitan pérdidas de producción, pero con esto ser van creando problemas mayores, se va desmoralizando el equipo de supervisores y se van fomentando nuevos paros.

3.- La huelga (o estallido) social

Aunque tanto en la huelga general como en el paro parcial intervienen factores ajenos al trabajo mismo, en ambos casos el motivo manifiesto directo es un tira y afloja económico, por dinero, que se da en el ámbito laboral-sueldos, condiciones de seguridad, bonificaciones, etc.

La huelga social, en cambio, vendría a ser aquella en que su causa principal es ajena al trabajo mismo. Se trata de los paros de solidaridad, de paros nacionales, de manifestaciones huelgas en protesta por el desabastecimiento, las condiciones de vida, e incidentes de abuso, como asaltos o violaciones, dentro del campamento.

Por ejemplo, en febrero último ocurrió un paro de 48 horas. La principal razón educida fue que la Compañía hubiera entregado a un concesionario la venta de artículos ópticos en la pulpería. Esto se consideró como el primer paso de la Compañía de ir entregando a manos particulares la atención de las pulperías. Además, se protestaba por falta de medidas de seguridad ante un deslizamiento al interior de la mina.

III.- OTRAS FORMAS DE DESINTEGRACIÓN

La huelga, de cualquier tipo, es la forma más visible de desintegración de las relaciones humanas dentro de la Compañía. Es el fracaso más visible de la comunicación entre las clases que componen esa comunidad. Pero también se palpan otras formas de desintegración.

Al poco tiempo de estar en Chuquicamata sorprende la desmoralización de los supervisores. En general la Compañía no paga sueldos que permitan atraer a profesionales de primera categoría. Esto es especialmente válido en el caso de los ingenieros norteamericanos. Debe tenerse presente que el ingeniero americano que acepta ir al sur del Río Grande por menos de 1.000 dólares mensuales es porque realmente es incapaz de otra cosa.

Algo diferente ocurre con los técnicos chilenos. Los sueldos son superiores a los que profesionales pueden obtener en Chile, lo que atrae a los más preparados. Ahí se encuentran con técnicos americanos más bien secundarios pero que por el solo hecho de ser americanos gozan de puestos superiores.

Además, la falta de vida intelectual y de estímulos culturales hace que muchos se vayan quedando atrás. El mismo aislamiento los coarta de los nuevos desarrollos y sienten que de alguna manera están atrapados ahí porque ya no tienen posibilidades de ponerse al día con el mundo exterior.

Muchos, al ver el horizonte estrecho, se van desmoralizando. No se identifican con las metas de la Compañía y también se aburren harto.

La puntualidad de entrada y salida es normal, pero las pérdidas de tiempo efectivo de trabajo que se observan son indicativas también del grado de desintegración a que ha llegado la Chile Exploration Company. Por ejemplo, los camiones «Lectra Haul» de 100 toneladas que transportan el mineral desde el fondo de la mina hasta el Molino Primario deben parar de 11 A.M a 11.30 para el almuerzo. A las 10.40 ya comienzan a llegar los camiones frente al comedor, muchos de ellos cargados en circunstancias que demorarían sólo cinco minutos más en ir a vaciarlos al molino.

A las 10.45 ya están prácticamente todos los noventa camiones debidamente estacionados y las grúas que los cargan, los molinos y otras actividades consecutivamente quedan sin trabajo. A las 11.00 cuando suena la sirena, la mina hace mucho rato que está absolutamente paralizada. A las 11.30 cuando suena la sirena nuevamente, recién empiezan a salir hacia el trabajo, y a las 11.40 todavía quedan algunos camiones estacionados. Más aún, al comedor se van todos en el camión, lo que cada vez implica un recorrido suplementario de más de un kilómetro. Tratándose de noventa camiones cargados con 70 toneladas cada uno, es un costo inmenso.

El lento ritmo de trabajo y el tiempo de labor que se pierde, implica probablemente un rendimiento efectivo diario de 30% menor al que podría alcanzar.

Algunos altos ejecutivos aseguran que el monto de los robos de equipos y herramientas asciende a cerca de 1.000.000 de dólares mensuales. Es difícil comprobar esa cifra, pero en todo caso ciertos indicios sugieren que es alta. En Calama, por ejemplo, existen unos «importadores» que según pedido, en tres días «importan» cosas tales como perforadoras para la minería y blocks completos para motores de camiones Ford o Chevrolet, siempre claro, que el pedido corresponda a los mismos equipos y modelos empleados por la Compañía.

IV.- CAUSAS DE FONDO

Aparte de las causas inmediatas de los diferentes tipos de huelga, existen ciertas causas de fondo que provocan esta desintegración social.

1.- La teoría de la guerrilla

La mayoría de los ejecutivos considera que la sucesión de paros es una forma de guerrilla aplicada al ámbito industrial. Uno, por ejemplo, lo explica así:

«Esto es el resultado de la activación política del país. La competencia demagógica de los diferentes partidos políticos por ganar más adeptos los lleva a competir en dureza con la Compañía, en exaltación de cuanta explotación sufren nuestros trabajadores que mal que mal son los mejores pagados de Chile y tienen casa, agua y luz gratis.»

«Además, es el blanco número uno del marxismo. Así como en Bolivia surgió la lucha anti-yanqui bajo la forma de guerrillas, aquí en Chile, adaptándose a la idiosincrasia del chileno, se ha organizado una guerrilla contra la principal fuente de producción de un material estratégico para Estados Unidos. Todas estas huelgas y paros, por lo tanto, son una nueva forma de guerrilla.»

«Otros países del mundo libre, incluso de América Latina, sufren los embates de las guerrillas marxistas. Las formas de guerrillas que nosotros debemos soportar son los continuos paros seccionales ante causas aparentemente, a veces, verdaderamente ridículas, cuya finalidad exclusiva es paralizar nuestra producción».

Como ejemplo de esta explicación de las huelgas, otro ejecutivo, del Departamento de Relaciones Industriales, señala el caso de la del paro general de 48 horas de febrero último. Afirma que éste lo promovieron los socialistas populares (PUSP) para contrarrestar las acusaciones hechas en el Sur por Senadores Socialistas de que eran unos vendidos al imperialismo yanqui. Para demostrar, entonces lo contrario. Organizaron este paro ilegal de 48 horas con tan insignificante pretexto, como la grieta en la mina.

Creer en la guerrilla tiene la ventaja de situar la culpa fuera de la Compañía. Como explicación es poco convincente. Las guerrillas son una cosa bien distinta, que transportada al ámbito urbano implica bombas, atentados, raptos, asaltos, baleos ocasionales y sabotajes a las instalaciones industriales. Nada de eso ocurre en Chuquicamata, razón por la cual semejante explicación no merece más consideración.

La teoría de competencia política es más plausible y evidentemente la lucha política es una variable que activa la rivalidad por demostrarse más duro y dañino ante el «imperialismo Yanqui» que representa la Compañía. Pero si bien es un factor que está presente, por la siguiente razón no explica plenamente el descalabro en que está sumido Chuquicamata.

Si la pugna entre partidos políticos se tradujera en la promoción indiscriminada de huelgas y paros, esto se manifestaría igual en otros centros de trabajo porque los partidos políticos que operan en Chuquicamata son los mismos que en el resto del país y consecuentemente aplicarían, como en la práctica lo hacen, las mismas acciones y estrategias a lo largo de todo Chile. En ningún centro de trabajo en Chile hay tal ritmo de paros.

El rol que desempeñan los partidos políticos parece ser más bien el de canalizar cierto descontento y malestar existente pero que en todo caso esto no significa que la política nacional sea su causa. La insatisfacción laboral se manifiesta a través de los canales, consignas e ideologías que ofrecen los partidos políticos, pero no por eso debe confundirse la causa de este malestar laboral con su efecto, que es la fermentación política.

2.- El contraste social

Para comprender la dinámica social en los campamentos mineros, debe tenerse presente que las relaciones entre empresas y trabajadores difieren en dos aspectos de las que existen en ciudades normales: la crudeza del contraste social y la dependencia total de la Compañía.

En una ciudad normal el contraste entre el nivel de vida del gerente y del obrero es un hecho objetivo pero que está diluido por la configuración urbana.

Terminado el trabajo el gerente sale de la fábrica en un auto calefaccionado y se va velozmente a una elegante casa en el barrio de moda mientras que el obrero debe apiñarse dentro de un bus para llegar a una casita miserable en un barrio popular.

El contraste existe, pero el gerente no ve cómo vive el obrero y el obrero no ve cómo vive el gerente. Cada cual se integra a su mundo sin ver al otro. Hay muchas barreras y situaciones intermedias que amortiguan el contraste.

Pero en Chuquicamata el contraste es demasiado violento para obviarlo. Arriba, ahí a la vista, está el yanqui alto y rubio. Abajo el chileno bajo y moreno. Uno habla inglés, el otro castellano. Uno gana en dólares, el otro en escudos. Uno vive en cómodo bungalow, el otro en barraca de latón. Uno bebe whisky escocés «on the rocks», el otro pilsener tibia. Uno juega golf, el otro, pichanga. Uno practica la religión protestante los domingos, el otro la católica.

Esta situación produce un ineludible resentimiento que se manifiesta en la agresividad que caracteriza las relaciones laborales en Chuquicamata.

3.- La dependencia totalitaria

Otro factor que influye en las relaciones laborales es la dependencia completa de la Compañía.

En una ciudad normal los distintos componentes del nivel de vida dependen de una variedad de organizaciones diferentes. La casa depende de la CORVI, la luz de la Compañía de Electricidad, el agua de la Empresa de Agua Potable, el pavimento de la Dirección de Vialidad, el aseo de la Municipalidad, el teatro de su dueño y los precios de la ropa o comida dependen del comerciante.

Para el trabajador cada una de estas organizaciones o personas son independientes. Los problemas que pueda tener ante uno no afectan los que pueda tener ante otros. Si le falla de agua no reclama a su empleador y si encuentra que en el barrio el té está muy caro tampoco piensa en incluir el precio del té en el próximo pliego de peticiones, ni se le pasa por la mente exigirle a la empresa que se encargue de abastecerlo de té.

Pero en los campamentos mineros la Compañía es como un estado total que centraliza todos los elementos que determinan la calidad de vida. Ella controla todas las funciones que en otras circunstancias dependen de organizaciones públicas, autónomas, privadas o vecinales. Aquí sólo existe el Estado absoluto y perfectamente totalitario, la Compañía.

De este modo, las molestias causadas por problemas, que normalmente son ajenos al trabajo, se vierten contra la Compañía.

4.- La política de Relaciones Industriales de Chile Exploration Company

Esta Compañía tiene las relaciones con los más de 7.000 trabajadores y sus sindicatos en manos de un Departamento dirigido por un norteamericano que no es profesional y que lleva veinte años trabajando en Chuquicamata. Debe tenerse presente que los años de experiencia en Chuquicamata, por lo aislado del lugar y monótono del trabajo, no necesariamente contribuyen a la modernización de las mentalidades.

Los sindicatos no tienen una alta opinión de este funcionario, en diversas oportunidades han presentado quejas sobre él ante la Junta de Conciliación y autoridades del Trabajo. Lo apodan, “Dr. NO” porque nunca saca las espinas.

Todo el personal que ha estado a cargo de las Relaciones Laborales, salvo dos casos recientemente incorporados, carece de formación especializada en la materia. Además, son muy pocos para atender el cúmulo de problemas que a diario se generan en tan enorme centro de trabajo. Por lo demás, las atribuciones y el poder de decisión que tiene dicho departamento parece ser escaso, así es que no se concentra ahí la determinación de la política de relaciones laborales.

De hecho, la gran mayoría de los supervisores de la Compañía ejerce trato y mando con los trabajadores y si bien se invierten grandes sumas en su adiestramiento en el manejo de máquinas, se deja a la intuición personal el manejo de la máquina más compleja que es el trabajador.

En opinión de muchos ejecutivos, gran parte de los problemas, paros y huelgas los provoca la falta de experiencia en relaciones humanas, especialmente en el trato con los chilenos, que tienen los supervisores americanos. Así, muchos paros seccionales son provocados por el mal trato de parte del americano. Debe tenerse presente que en la interacción trabajador-supervisor entran a operar otras variables como son el nacionalismo, prejuicios sociales, el idioma e incluso la religión. Entre los trabajadores parece estar bastante generalizada la opinión de que el americano que viene a Chile es necesariamente «inculto» y «sin ascendiente».

La Compañía parece no tener política alguna en materia de relaciones laborales. La falta de imaginación del Departamento de Relaciones Industriales permite que la iniciativa la lleven los sindicatos y cualquier avance que haga la Compañía, sea en remuneraciones o en el desarrollo social de la comunidad, parece hacerlo solo gracias a la presión de los sindicatos. De este modo lo que existe de positivo son «conquistas» sindicales y no otorgamientos de la Compañía.

Además, entre los que podrían ir aplicando una política de cierto ordenamiento y disciplina laboral existe la sensación –fundamentada con numerosos ejemplos- de que la Compañía no los respalda en sus decisiones y que cada vez que deciden algo y que cada vez que deciden algo llega contraorden de Santiago o de Nueva York por temor a que signifique pérdidas de producción. Sin respaldar a sus técnicos la Compañía ha logrado desconectarlos e impregnarlos de un temor a decidir que los debilita ente los trabajadores.

Y cuando los trabajadores de una empresa se dan cuenta de que sus jefes están desmoralizados, cunde un sentimiento de desintegración que fomenta la insatisfacción laboral, las peticiones audaces y la multiplicidad de paros que llevan a mayores pérdidas de producción que las que ocurrirían si se actuara con decisión.

El sentimiento de inseguridad frente a los Sindicatos que tiene la Compañía se agrava con la conciencia que tiene de estar operando en un medio social.

5.- La estructura sindical

El Sindicato igual que el Parlamento, es un cuerpo colegiado en el que están representadas diferentes tendencias políticas. El carácter de cuerpo colegiado aumenta evidentemente su representatividad, pero disminuye su efectividad como organización con fines permanentes.

De este modo, las acciones que emprende el Sindicato como tal, aparte de la defensa del pliego cada 15 meses, son muy pocas. Del mismo modo que las acciones y decisiones del Congreso como organismo, aparte de despachar leyes son muy escasas. Esto no significa que los dirigentes permanezcan en la inacción. Trabajan mucho y su papel como intermediarios para solucionar una infinidad de problemas individuales de los trabajadores es sumamente valioso.

Pero hay una serie de programas y proyectos que está llamado a realizar un Sindicato de esta magnitud, programas de turismo, estudios económicos, publicaciones técnicas y análisis global, estudios sociológicos sobre los trabajadores que no pueden realizar por no ser una organización permanente con personal dedicado.

El sindicato, tanto el Industrial que agrupa a obreros como el de Empleados, es más bien un conjunto de dirigentes que actúan con bastante independencia el uno del otro en defensa del grupo o sección en que es fuerte. Hasta ahora no ha tenido actuaciones importantes salvo el pliego, en el desarrollo de una serie de labores y programas que requieren una organización estable y profesional.

Por estas razones, los sindicatos no han podido oponer a la Compañía planteamientos fundamentados y profusamente documentados acerca de los problemas que ocurren en el Campamento y acerca de la forma de solucionarlos conjuntamente.

El control que ejercen los partidos políticos sobre los sindicatos y la lucha política dentro de ellos es también otro factor que ha minado su respaldo entre los trabajadores, —muchos paros se hacen sin consultar siquiera al sindicato— y ha disminuido su capacidad de emprender proyectos de mayor envergadura.

6.- La situación habitacional

A pesar de pagar los mejores sueldos de Chile, la Compañía obliga a un tercio de sus trabajadores a vivir en verdaderas pocilgas de lata. La Compañía los obliga porque no hay alternativas ni posibilidades para los trabajadores de construir sus casas. Pero por muy pagados que estén estos mineros, su rendimiento en el trabajo y su satisfacción laboral se ve directamente influenciada por las condiciones biológicas y sociales en que deben vivir.

La condición de su vivienda le produce a la familia una serie de ansiedades e irritaciones que naturalmente se comunican al trabajador. Cuando llega del «laburo» suele encontrar la falta de espacio, el calor de las latas, la lejanía de los servicios higiénicos, la humillación que significa usarlos y el ruido de platos que hace la vecina, tienen a su familia en un estado de fuerte tensión, que probablemente se descarga contra él, que en ningún caso viene con los nervios muy calmados luego de ocho horas en la mina o en la fundición.

En vez de darse la ducha que quisiera en ese momento y estirarse a leer el diario, tiene que compartir la tensión de su hogar, los gritos de la vecina y el llanto interminable de una guagua ajena. Esta situación no mejora el ánimo ni la actitud que se tiene ante la Compañía que aparece ante él como la responsable de la situación en que está su familia, hace tantos años. El descontento que esto le provoca lo internaliza entonces como provocado por la Compañía, descarga en el trabajo las tensiones y ansiedades producidas en su casa. Incluso tiene un nombre: Cuando un trabajador llega desesperado por estas situaciones se dice que «anda con la mierda caliente».

Esto se agrava con el problema del sueño. A muchos trabajadores les toca en el turno de pleno día (7 a 15 horas) sólo una de cada tres semanas. El resto del tiempo tiene, entonces, que dormir durante el día, lo que es biológicamente difícil dentro de sus cajitas de latas. Al presentarse al trabajo, además de la tensión nerviosa propia del malestar de su familia, ha dormido mal. A este trabajador la Compañía le puede entregar equipos de $150.000 dólares sin pensar en el riesgo que significa y la baja de productividad que provoca el hecho de que un tercio de sus operarios no tenga las condiciones mínimas para desempeñarse con la mente sana.

La situación habitacional, consecuentemente, es responsable de que por lo menos uno de cada tres trabajadores no está en condiciones de reaccionar en forma equilibrada a las tensiones propias de su rol y de que abrigue pensamientos suicidas y de resentimiento contra la Compañía.

V.- CONDICIONES DE VIDA

La lucha por la casa
Las casas, la luz, el calefón, el agua, las ampolletas y las reparaciones que requieran las casas, los da la Compañía sin costo alguno para el trabajador. Por lo tanto, cabe preguntarse ¿Por qué los trabajadores no gastan un poco en hacer por su cuenta las mejoras y arreglos que estimen convenientes? Y si tienen los ingresos que tienen, ¿Por qué no se hacen su casa los que no tienen? Esto no ocurre por las siguientes razones:

1.- Todo Chuquicamata es propiedad privada de la Compañía y ésta, al igual que en Moscú, sólo permite que vivan ahí las personas que la autoridad designa en función de su utilidad para el Estado.

2.- Al trabajador no le conviene invertir en una casa en Chuquicamata –aunque fuese posible− porque si pierde el empleo queda con su casa instalada en un lugar en que no tiene posibilidades de encontrar otro. Y en caso que no lo pierda, resulta un lugar inhóspito para hacer vida de jubilado.

3.- La Compañía otorga casa sólo a quienes trabajan para ella. En cuanto alguien es despedido, pierde automáticamente la casa. Por lo tanto, si bien el campamento tiene características de construcción definitiva, no es nunca algo definitivo para el obrero, ya que sólo tiene derecho a vivir ahí mientras le dure el empleo con la Compañía.

4.- La Compañía en numerosas ocasiones y documentos ha reconocido su responsabilidad en todo lo que se refiere a condiciones habitacionales, de higiene, de equipamiento comunitario y servicios de bienestar social en Chuquicamata. Más aún, ha rechazado la posibilidad ofrecida por sindicatos y otras organizaciones de colaborar en la solución de problemas habitacionales de los trabajadores. Esto puede apreciarse en el siguiente análisis de los pliegos y de sus respuestas.

En el pliego de peticiones presentado a la Compañía el 31 de diciembre de 1957 por los sindicatos de obreros y empleados de Chuquicamata, Antofagasta y Tocopilla, luego del punto 38, bajo el título «Demandas referentes a condiciones esenciales de vida o bienestar en los campamentos», solicitan que: «Se nombre un Comité de Bienestar Mixto con representantes de la empresa y dirigentes sindicales de empleados y obreros en Chuquicamata, Tocopilla y Antofagasta, que tendrá a cargo buscar la forma más expedita para solucionar todos los problemas de las viviendas con las siguientes atribuciones:

1º Solteros:

I. Control de otorgamiento, cambios y traslado de casa.

II. Reparaciones de casas y piezas que en largos años no se han efectuado ninguna clase de reparaciones… (Siguen otras cuatro peticiones).

2º Casados:

I. Que se les asigne determinados sectores de casa de acuerdo a la naturaleza de sus trabajos.

II. Que en las nuevas construcciones de casas de 3 y 4 dormitorios se haga una distribución dándole preferencia a aquellos trabajadores de nuevas familias y terminando con el favoritismo ajeno a esta importante labor social… (Siguen seis peticiones más)»

Queda en claro el deseo de los trabajadores –a través de sus organizaciones- de participar en forma activa en la solución de los problemas de vivienda, interés que debidamente canalizado podría haber significado una reducción del resentimiento que provoca el absolutismo paternal de la Compañía en la dinámica social del campamento.

La Compañía rechazó esta solicitud, solicitó a la Junta de Conciliación, que preside el Ministro del Trabajo y Previsión Social que, junto a una serie de otras peticiones la declarara ilegal.

Luego del fallo del Presidente de la Junta de Conciliación, los trabajadores apelaron a la Corte del Trabajo, La Compañía también, posteriormente los trabajadores interpusieron recurso de queja a la Corte Suprema, más tarde propusieron una fórmula en que se insistía en este punto. Hubo una huelga general y en el Acta de Avenimiento suscrita el 20 de mayo de 1959 no se hace mención alguna a este punto.

En el pliego siguiente, que de acuerdo al Estatuto de los Trabajadores del Cobre (Decreto 313), fue presentado 15 meses después de entrar en vigencia el convenio anterior, en el capítulo referente a peticiones de carácter social, los trabajadores plantearon nuevamente este anhelo de participación en la siguiente forma:

1.- PROBLEMAS DE LA VIVIENDA
«1.- Solicitamos que se nombre un Comité de Bienestar Mixto con representantes de la Chile Exploration Company y dirigentes sindicales en Chuquicamata, Tocopilla y Antofagasta, el que tendrá a su cargo buscar la fórmula más expedita para solucionar los numerosos problemas de la vivienda, como son: cambios y traslados de casa, reparaciones de casa, que se construya en un plazo limitado el mayor número de habitaciones para los trabajadores casados y solteros, que las nuevas construcciones sean lo más amplias posibles y que se haga una justa distribución dándole preferencia a aquellos trabajadores con familia numerosa, terminando con el favoritismo ajeno a esta importante labor social; que se refaccionen los servicios higiénicos de las diferentes secciones de trabajo en los centros de Chuquicamata, Tocopilla y Antofagasta y que se dote de estos elementos en las partes que falten…»

«También este comité se preocupará de la construcción de un Liceo Industrial Mixto de Chuquicamata, debido a la densidad de alumnos, estos forzosamente tienen que ir a cursar sus estudios secundarios fuera del mineral…”

En la respuesta de la Compañía al pliego de peticiones, fechada 11 de abril de 1959, refiriéndose al puto anterior señala:

“1.- Problema de la vivienda (petición de carácter social). Aunque estas peticiones, según lo dispuesto en el artículo 15 del Estatuto, no forman parte del conflicto colectivo, estimamos necesario considerarlas desde el punto de vista de su legalidad, ya que el art. 20 del mismo estatuto dispone que en la respuesta al pliego de peticiones debería objetarse las peticiones que sean ilegales, sin distinguir entre aquellas que pertenezcan o formen parte del conflicto y aquellas que, por referirse a condiciones especiales de vida o bienestar en los campamento, no forman parte del conflicto.

En esta petición se persigue el objeto de que se constituya un Comité de Bienestar Mixto por representantes de la empresa y de los sindicatos, destinado a los problemas de la vivienda, asuntos de higiene, construcción de un Liceo, etc. Todos estos asuntos corresponden a facultades privativas de la empresa.»

En las negociaciones, la Compañía convenció a los sindicatos de desistir de esta petición y en el acta de avenimiento suscrita el 10 de junio de 1959, nada de esto aparece.

Los trabajadores evidentemente, descartan la posibilidad de colaborar o participar en la solución de los problemas de vivienda y habiendo triunfado la tesis de que «todos estos asuntos corresponden a facultades privativas de la empresa», posteriormente se han limitado a exigir ella los solucione por su cuenta.

2.- TIPOS DE VIVIENDA
En la parte baja de Chuquicamata, destinada al personal «moneda corriente», existen 4.429 viviendas de diferentes edades y calidades, las que para este estudio han sido clasificadas en cuatro tipos:

A) Casas tipo BUENA
Las 1.478 casas tipo BUENA constan de un mínimo de 3 piezas (la mayoría tiene 5). Tienen todas agua potable, servicio higiénico, calefón, baño con tina y ducha, patio amplio y ante-jardín. En general son todas de construcción reciente, son espaciosas, bien terminadas y las dueñas de casa con sentido de la decoración logran adornarlas en forma acogedora. Los muros son sólidos y aislados con lo cual no se oyen los ruidos del vecino. Son adecuadas para el desarrollo de la vida familiar, incluso tratándose de familia numerosa. En las casas de este tipo viven 889 empleados, 312 obreros, 36 supervisores «moneda americana» y 22 empleados fiscales y personas con permisos. Con sus familiares suman un total de 6.596 personas.

B) Casas tipo REGULAR
En esta categoría hemos considerado las 1.373 casas que componen las poblaciones «Prat» (64 casas), «Hundido Refaccionado» (324 casas), «Adobe Refaccionado» (451 casas), «Población 2.000» (374 casas), «Población 3.000» (80 casas) y «Hundido» (80 casas). No son casas individuales, sino que forman bloques rectangulares de diez casas pareadas sin otra separación entre sí que un tabique divisorio.

La mayor parte de estas casas son relativamente nuevas y de un plano original muy estrecho. Posteriormente han sido refaccionadas agregándoseles baño, piezas, dependencias y un pequeño patio en la parte posterior, detrás de la cocina. Actualmente tienen tres y cinco piezas. Son de construcción ligera, pero de buena calidad y se encuentran en buen estado de conservación.

Todas tienen servicio higiénico, pero el 40% carece de baño con tina o ducha. Se pueden considerar como el mínimo adecuado para el desarrollo normal de la vida familiar, aunque por su estrechez y casi nula aislación del vecino, resultan algo incómodas para grupos familiares de más de cuatro personas.

En estas casas viven 853 obreros, 509 empleados, 69 fiscales y permisos. Con sus familiares suman 7.309 personas que viven en casas de tipo REGULAR.

C) Casas tipo MALAS
Como malas hemos considerado las 1.388 casas que componen las poblaciones «300» (35 casas), «400» (8 casas), «500» (39 casas), «600» (170 casas) «700» (20 casas), «Latas» (287 casas), «Hundido» (las 705 casas que permanecen sin remodelar) y «Adobe» (las 124 casas que permanecen sin remodelar).

Es el tipo de barraca de lata, rectangular y de un piso que arman las empresas constructoras para sus obreros cuando emprenden faenas distantes y pasajeras como la edificación de un embalse o la construcción de un camino. Pero en Chuquicamata se observan dos diferencias: En primer lugar, no tienen nada de transitorio, ya que las más nuevas tienen quince años; segundo, están distribuidas en la forma ordenada y simétrica con que los militares organizan sus campamentos. Son todas del mismo latón tipo calamina, están pintadas del mismo color y están distribuidas en callejones de tierra en forma perfectamente regular.

Esta uniformidad impide al visitante darse cuenta a primera vista de la realidad que se esconde tras estas poblaciones.

Estos galpones rectangulares de latas corrugadas, están divididas por dentro con planchas del mismo latón que en vez de separar una familia de otra parece unirlas en una comunión de ruidos, olores, movimientos, llantos de niños y chirriar de sartenes que pasan de una división a otra –igual que el calor y el frio del desierto- sin ser obstaculizado por el latón.

Algunas, las de la población «Hundido», tienen un patio anterior o algún espacio que aísla el primer dormitorio de la calle, pero la mayoría tampoco tiene patio por lo cual es imposible permanecer al aire libre en algún lugar que no sea público.

No tienen agua potable, ni servicio higiénico, ni baño, ni lavatorio. Las mujeres, por los tanto, −igual que en las poblaciones callampa de Santiago− deben acudir con ollas, chuicos y tiestos a la llave más cercana en busca del agua. Pero a diferencia de dichas callampas en que cada familia puede improvisar su propia letrina, los servicios higiénicos son comunes para todos los habitantes del mismo género, cualquiera sea su edad.

Estos servicios están por lo general al final de los galpones de casas, pero no al final de cada bloque porque esto implicaría un número mucho mayor de servicios al que existe. El sistema empleado para atender necesidades humanas se asemeja al de los bebederos de establos vacunos: un pequeño cuarto en que corre agua por una acequia de cemento, contra la pared.

Al lado interior de esta acequia hay una pisadera de cemento de unos veinte centímetros al alto que permite pararse sin mojarse los pies. El muro tiene dos metros de alto y por el otro lado, conectado en lo alto, está la misma instalación para el sexo opuesto. A diferencia de los bebederos para vacunos, en vez de techo tienen una simple reja de alambre que deja escaparse los punzantes hedores y transmite libremente la sonajera del caso.

Cuando uno los visita de cuerpo presente a fin de verificar su existencia, fijarse donde pisa, pues la materia fecal tiende a adherirse a los zapatos.

Los servicios higiénicos públicos son especialmente inadecuados, por su suciedad, fetidez y forzada promiscuidad, para los niños y niñas menores que deben compartirlos a la vista de hombres y mujeres adultos. Además, son escasos. Por ejemplo, los 160 habitantes de la población «300» hay sólo un servicio común para hombres y otro para mujeres. Para los 1.260 habitantes de la población «Latas» existen sólo cuatro servicios higiénicos para hombres y cuatro para mujeres. Los 907 habitantes que viven en las ciento setenta casas de la población «600» cuentan sólo con dos servicios para hombre y dos para mujeres.

BAÑARSE ES UNA OBLIGACIÓN GENERAL EN BIEN DE LA SALUD PERSONAL Y PÚBLICA, proclama con grandes letras amarillas una pancarta metálica sobre un baño público junto a la oficina de Bienestar. Estos baños son de tina, tienen agua caliente, son mantenidos por personal de la Compañía y están abiertos todo el día.

Son gratuitos. Sin embargo, contabilizarlos es tarea muy rápida. Existe uno en la población «300»; uno para hombres y otro para mujeres en la población «600»; uno para hombres y otro para mujeres en la población «700» y dos para hombres y dos para mujeres en la población «Latas». No hay en la población «400», ni en la población «500». Esto significa que los habitantes de las 1.388 casas que hemos considerado MALAS, disponen de nueve baños públicos. En otros términos, hay un baño por cada ciento cincuenta y cinco de estas casas.

En las 1.388 de las casas que hemos clasificado como MALAS viven 946 obreros, 657 empleados, 2 personas con permisos (no se incluyeron las casas destinadas a clubes, oficinas o carabineros) los que con sus grupos familiares suman 7.683 almas.

D) Casa tipo BUQUE FAMILIAR
Los «Buques» son construcciones de lata similares en su aspecto exterior a las que acabamos de analizar. Pero en vez de estar divididas en todo su ancho para dar lugar a una vivienda, tienen un pasillo central y pequeñas piezas a cada lado. Hay sólo dos entradas al buque, una en cada extremo.

Fueron diseñadas para contener piezas individuales de obreros solteros, pero en un grupo de «Buques» (Nomac, Chiloé, Aconcagua, etc.) se han debido instalar familias con una o máximo dos piezas para cada una. En estas condiciones viven 99 obreros, 70 empleados y 28 permisos, los que con sus familias suman un total de 540 personas que viven sofocados en estos cuartos de latón.

E) BUQUES DE SOLTEROS
Estas son galpones de un ambiente subdivididas en dormitorios colectivos para un número entre dos y seis obreros por pieza. Cada Buque tiene servicios de ducha, lavatorio y servicios higiénicos en común.

Aquí viven alrededor de cuatrocientos mineros solteros y unas veinte «marineras» registradas por el Servicio Médico de la Compañía, donde deben controlarse periódicamente. Son más bien maduras, de aire maternal, cual gallina con sus pollos, y muy alegres y conversadoras; van y vienen por los pasillos barriendo el piso y colgando en cuerdas que parecen jarcias de mástiles la ropa a secar.

Se las individualiza con apodos tales como «la siete bistocos» y la «pechoepalo» y cada una debe tener un trabajador que se responsabiliza de ella. Este tiene derecho preferencial a contar—gratuitamente— con sus servicios cuando estime necesario, especialmente durante la noche.

Además, le lava su ropa y le plancha sus camisas. Los otros hombres tienen que usarlas por horas, y siempre que el trabajador que la apadrina no la requiera o esté cumpliendo turno en la mina.

F) TRABAJADORES EN CALAMA
Hay 2.165 trabajadores de la Chile Exploration Company que laboran en Chuquicamata pero que carecen del todo de casa y deben por lo tanto vivir fuera del campamento, en Calama. Ahí tienen que arreglárselas sea construyendo una mejora en los sitios eriazos de la zona desértica de Calama porque tod la escasa área verde orillas del río Loa, ha sido declarado zona agrícola y la municipalidad prohíbe que se destinen a construcción de viviendas.

La otra alternativa es someterse a la descontrolada especulación que se hace con los cánones de arriendo que iniciaron los propietarios de inmuebles en Calama, aprovechándose de la fuerte demanda provocada por la insuficiencia de Chuquicamata. Por ejemplo, Víctor L.A., trabajador en la mina, debe pagar Eº 300 al mes por dos piezas al final de un zaguán en la calle Tarapacá Nº 137. El baño es común y el estado de la casa es de tal inmundicia que ni él, ni su esposa, ni sus niños logran dormir tranquilos, ya que son continuamente asediados por las sabandijas y cucarachas que infestan la casa. Sin embargo, le exigen pagar cuatro meses de arriendo adelantado.

3.- EL DEFICIT DE VIVIENDAS
Las viviendas que se requieren en este momento para atender en forma adecuada a los trabajadores de Chuquicamata y sus grupos familiares pueden calcularse de la siguiente manera: Las 1.388 casas de tipo MALA que deben ser reemplazadas por otras + las 190 viviendas en que se han acomodado familias en los BUQUES FAMILIARES + las 2.165 casas que se requieren para los trabajadores de Chuquicamata que no han recibida casa alguna. La suma de estos datos revela que la Chile Exploration Company ha puesto a disposición de sus trabajadores de Chuquicamata 3.376 casas menos que las requeridas.

4.- EL PLAN DE CONSTRUCCIONES
Luego de que en los convenios del Cobre se especificó la obligación de la Anaconda Company y la Kennecott de destinar –igual que todas las empresas en Chile- el 5% de sus utilidades a la construcción de viviendas, la Chile Exploration Company formó una empresa —VIENOR— destinada a captar dicha suma y a construir casas para los trabajadores de Chuquicamata.

Al igual que este tipo de empresa constructora y de ahorro, vende casas a los que reúnen ciertos requisitos y se comprometen a cancelarlas de acuerdo al sistema de ahorro prefijado. Esto ha permitido un cambio de política en la Compañía y ahora para solucionar el problema habitacional de sus trabajadores, por intermedio de VIENOR, ha puesto en venta 1.503 casas que está construyendo en las afueras de Calama. Son casas agrupadas en un terreno desértico frente al camino a Chuquicamata, que se ha denominado «Villa Ayquina».

Son casas que deben pagar los trabajadores en un plazo de 20 años y las cuotas se reajustan según el precio de la unidad CORVI, lo que hace, como lo ha demostrado este sistema, imposible predecir cuanto se terminará pagando, en definitiva. En todo caso así la Compañía se va liberando de su obligación de proveer las viviendas necesarias para los trabajadores y sus grupos familiares.

En un comienzo este plan despertó bastante entusiasmo entre los trabajadores, en los primeros 10 días de inscripción más de 300 suscribieron la promesa de compra, pero más adelante, al estudiar la calidad de la construcción en relación al precio, el sistema de reajustabilidad y la demora en la entrega, se ha ido produciendo una gradual desconfianza hacia todo el proyecto y hay indicios que es considerado otra maniobra de la Compañía para incrementar sus utilidades y postergar la solución del problema habitacional en los términos que corresponde a la Chile Exploration Company.

VI.- SALUD

«… Los Servicios Médicos de la Chile Exploration Company han realizado durante 1968 una intensa y provechosa labor como parte integrante de una empresa progresista con amplio criterio médico social».

Informe Estadístico de las Actividades Desarrolladas por el Hospital «Roy H. Glover». 1968, Chile Exploration Company, Chuquicamata, Chile. Pág. 89.

El Equipamiento y calidad de los servicios que presta la Compañía para atender las necesidades de salud de la población de su personal en Chuquicamata demuestra el avance que puede lograrse en un indicador del desarrollo social cuando las empresas extranjeras que explotan el cobre se interesan en uno de los aspectos de la situación social de sus trabajadores.

La Chile Exploration Company, en virtud de un convenio con las cajas de Previsión y el Servicio Nacional de Salud, asumió la responsabilidad que compete a estas instituciones en lo referente a atención médica, oftalmología, hospitalaria, dental y farmacéutica de los trabajadores de Chuquicamata y de sus familiares.

La Compañía recibe por ello un descuento de las imposiciones previsionales que corresponde pagar al Servicio de Seguro Social equivalente al 7,5% del total de sueldos y salarios que declara.

Para otorgar una completa atención médica, la Chile Exploration Company, concluyó a mediados de 1960 la construcción de un modernísimo hospital. «Hospital Roy. H. Glover» que tiene la fama de ser uno de los hospitales generales más modernos de Latinoamérica. Para atender a la población de Chuquicamata este establecimiento cuenta con dieciocho médicos, un psiquiatra, tres farmacéuticos, un veterinario (falleció el año pasado en un choque), cinco matronas, un dentista, dieciocho enfermeras universitarias, 183 auxiliares y 101 auxiliares de servicio. Cuenta con servicio de cirugía, medicina general, pensionado, prematuros, maternidad y pediatría.

Asimismo, la gama de actividades que desarrolla el Departamento Médico no se limita a la atención médica hospitalaria, sino que se extiende también a programas de epidemiología, de higiene ambiental, como control y análisis del agua potable, de los roedores, de la manipulación de alimentos y de los mariscos y pescados que se expenden en la feria; planificación familiar y servicio de ambulancia.

Evaluar el estado se salud de la población y el funcionamiento el Hospital es tema digno de una investigación en sí misma y requiere el concurso de especialistas. Pero, a juzgar por las entrevistas realizadas, parece existir un alto grado de satisfacción con la calidad de la atención recibida y con el funcionamiento general de los servicios médicos.

Ciertos indicadores globales de salud revelan el avance logrado en tan importante aspecto del bienestar social. Entre ellos, podemos citar la letalidad intrahospitalaria que ha disminuido de un 2,86% en 1959 a un 1,37%; la tasa de mortalidad general que en Chile fue de 101 por cada 10.000 habitantes en 1967, en Chuquicamata fue de 51,83 ese mismo año y de 50,18 en 1968; la tasa de mortalidad infantil fue de 101 por mil para Chile en 1967, de 34,8 por mil ese mismo año en Chuquicamata y 44,1 por mil en 1968.

VII.- EDUCACIÓN
En Chuquicamata viven aproximadamente 5.000 niños en edad escolar que según sea su clase social son atendidos en distintas escuelas.

Todas las escuelas, particulares o fiscales de Chuquicamata funcionan en locales cedidos por la Compañía quién además aporta útiles, luz, agua y mantención del local. La contribución a la educación se manifiesta también rentando una planta suplementaria de cuarenta y dos profesores para las escuelas fiscales. A todos los profesores fiscales de Chuquicamata la Compañía les otorga vivienda gratis.

Los trabajadores, por medios de los convenios colectivos han logrado también que la Compañía conceda una asignación escolar a sus empleados y obreros por cada hijo o hijastro que curse estudios secundarios, técnicos o universitarios que no se proporcionen en Chuquicamata.

Hay las siguientes escuelas:
— Escuela Nº 3 «América». Tiene 22 salas, 53 profesores y 1.600 alumnos. Tiene hasta octavo año.

— Escuela Mixta Nº 22 «Chile». Tiene 38 profesores y 1.300 alumnos. Hasta octavo año.

—Escuela Nº 24 «Tomás Aníbal Larragüibel». Tiene veintiseis profesores y 800 alumnos. Hasta octavo año. Funciona en un antiguo «buque» y las salas se han hecho uniendo piezas que resultan muy estrechas para la cantidad de alumnos. No tiene calefacción y el recreo por falta de patio, debe cumplirse en la calle.

— Escuela Nº 32 «John Kennedy». Tiene 400 alumnos y doce profesores.

— Colegio Americano. Sigue el currículo de Estados Unidos y es atendido principalmente por profesores de dicho país. Asisten hijos de supervisores “moneda americana”.

— Escuela Industrial Técnica San José. Controlada por los Jesuitas, proporciona en el grado de Oficios, de 1º a 5º de especialidad en Mueblería, Mecánica y Electricidad. También cuenta con ramos anexos como Forja y Fundición, Mecánica de Automóviles, Radio, Electrónica y Ebanistería. Tiene alrededor de 600 alumnos.

— Instituto Chileno Norteamericano de Cultura. Imparte instrucción de inglés y castellano en diversos grados además de cursos de secretariado.

Mirado en conjunto el sistema educacional de este enclave Norteamericano, dista mucho del modelo igualitario de educación pública que Estados Unidos brinda a sus trabajadores, sean nativos o inmigrantes, a lo largo y ancho de su territorio.

En general, las escuelas aquí denotan un alto grado de hacinamiento. Funcionan en locales que pueden haber sido adecuados para una población escolar mucho menor, pero en la actualidad resultan insuficientes y estrechos. Los maestros, si bien reciben habitación gratis, en muchos casos se trata de las casas MALAS que hemos descrito anteriormente. El contraste con las características de la escuela americana es algo que a menudo sale a relucir. Así, por ejemplo, un informe de la Confederación de Trabajadores del Cobre señala:

«Las deficiencias de las cuatro escuelas chilenas contrastan brutalmente con la escuela norteamericana que es hermosa, amplia, dotada de todos los elementos y con todas las condiciones necesarias para que los hijos de los funcionarios de Estados Unidos asimilen sin problemas sus lecciones. Es justo que los niños norteamericanos tengan una hermosa escuela. Pero, ¿por qué los ejecutivos norteamericanos de la CHILEX obligan a los niños chilenos a estudiar en tan miserables condiciones?»


Segunda Parte: SALVADOR Y POTRERILLOS

«Si sale a pirquinear por estos cerros no deje de mirar el alto cielo. Si la noche está clara con luna llena se puede ver el Alicanto. Plaza de la República, El Salvador 2.300 msnm».

I.- CARACTERÍSTICAS GENERALES DE EL SALVADOR
El descubrimiento de la mina de El Salvador fue la salvación, de ahí su nombre, del yacimiento de Potrerillos que estaba condenado a agotarse en 1960, dejando miles de cesantes y millones de dólares perdidos. Es todo nuevo.

Cuando comenzó a agotarse el mineral de Potrerillos, la Andes Mining Copper Company, subsidiaria de Anaconda, abrió esta nueva mina y junto con las instalaciones para echarla a andar, construyó en 1956 una ciudad modelo para los trabajadores. Está en el plano, rodeado de interminables horizontes de desierto y a 130 kilómetros, de pura pampa, de Chañaral, el puerto por donde se embarca su producción.

Su concepción urbanística es sumamente avanzada: las calles han sido proyectadas como graderías de un inmenso griego en cuyo ojo, en lugar del escenario, están las tiendas, los servicios comunitarios, los mercados y las oficinas. Las calles, entonces siguen el trazado de un semicírculo que se va agrandando de tamaño a medida que se aleja del centro. Además, hay anchas calles que, al igual que los pasillos por los cuales se sube a las graderías de un anfiteatro, suben desde el centro a cualquier punto.

De ese modo, se ha logrado que no haya ninguna casa que esté a más de siete cuadras del centro y se ha logrado, además, romper el monótono modelo hispánico de los pueblos trazados en forma cuadrangular en torno a una plaza central que prevalece en la mayoría de los pueblos latinoamericanos.

«Company towns across the Americas advanced the frontiers of industrial capitalism and became powerful symbols of modernity. They expanded national economies by supporting extractive industries on thinly settled frontiers and, as a result, brought more land, natural resources, and people under the control of corporations. U.S. multinational companies exported ideas about work discipline, race, and gender to Latin America as they established company towns there to extend their economic reach».

(Oliver J. Dinius and Angela Vergara. «Company towns in the Americas. Landscape, Power, and Working-Class Communities» 2011)

II.- CONDICIONES DE VIDA

En El Salvador viven 8.500 personas más unas 1.500 que componen la población flotante de allegados, vendedores viajeros y solicitantes de empleo. No se requiere entrar en un delicado análisis de los diferentes tipos de viviendas porque, salvo unas quince mansiones para altos ejecutivos, todas las casas de El Salvador son iguales. Tienen jardín, living, comedor, cocina, repostero en el primer piso, dos o tres dormitorios en el segundo piso con un baño completo y servicio. Por un lado, son pareadas, pero en torno a las casas, por el lado libre, hay espacio para jardín, juegos y patio de servicio. En virtud de un decreto liberatorio dictado cuando se construyó El Salvador, la mayoría de los materiales con que fue construido son importados de USA.

Además, para los solteros hay piezas individuales con baño completo, en unos pequeños edificios de departamentos de dos pisos.

Las casas son gratis para todos. Lo mismo el agua, la electricidad, las reparaciones, el gas licuado y la extracción de basura, que corre todo por cuenta de la Compañía.

La situación habitacional de los que viven en El Salvador es, consecuentemente, óptima y podría tomarse incluso como modelo para fijar los estándares ideales para estos campamentos. Pero el problema es el de los que no viven ahí. La mina requiere muchos más trabajadores que los que pueden acomodarse en El Salvador, razón por la cual, se han tomado dos soluciones: En primer lugar, se ha debido ceder parte de las piezas diseñadas para solteros a familias que deben entonces vivir en un espacio reducidísimo y sumamente inadecuado. En segundo lugar, a muchos no se les ha dado habitación del todo. Se trata de 536 trabajadores que han debido instalarse en Pueblo Hundido, un lánguido caserío en la quebrada por la cual va el camino a Chañaral, a unos 30 kilómetros de El Salvador.

III.- EDUCACIÓN

- Existe una moderna escuela fiscal mixta. Tiene unas 30 salas de clases, muy amplias y con buena iluminación. Tiene una matrícula de uso 1.500 niños y se imparte hasta octavo año.

- Hay una escuela privada que sigue el currículo chileno y con profesores particulares aportados por la Compañía. Tiene exámenes válidos.

- Escuela Americana. Sigue currículo norteamericano. Asisten unos 30 niños.

- Instituto Chileno Norteamericano. Se dictan en forma esporádica cursos de inglés, algunas charlas sobre temas tales como la seguridad en el tránsito y se hacen reuniones juveniles para tocar música.

IV.- PARTICIPACIÓN SOCIAL EN EL SALVADOR

Las Organizaciones a través de las cuales se manifiesta la gente, al igual que en otros campamentos son de los siguientes tipos: Religiosas, Políticas y Comunitarias.

Las organizaciones políticas representadas abarcan todo el espectro político.

La vida religiosa, en cambio, parece muy tenue. Hay una iglesia católica y un cura párroco pero los fieles en día domingo no pasa de los 50, en su mayoría mujeres. También hay evangélicos que se reúnen en la casa de un obrero que oficia de pastor.

Entre las organizaciones comunitarias está el Centro de Madres, organizado por las asistentes sociales, al que asisten 70 señoras a cursos de trabajos manuales, charlas que da el dentista del hospital o algún médico; el Centro Juvenil, en el que participan hijas de trabajadores que ya no estudian y tienen actividades similares a las del Centro de Madres; el Club Copihue, formado por esposas de los jefes, para organizar labores caritativas; el Rotary Club y las mutuales e seguros contra cesantía.

Tampoco hay posibilidades de que la comunidad participe en obras de desarrollo comunal porque todo es propiedad de la Compañía y está regido exclusivamente por ella.

La acción de los sindicatos se ha concentrado más bien en presionar por ampliar la capacidad habitacional de El Salvador y en ayudar a los que están viviendo en Pueblo Hundido.

El aburrimiento colectivo también es manifiesto. Aquí se expresa en una fuerte anomía en lo que respecta a la vida sexual, desintegración familiar y prostitución. La sensación de aislamiento y de carencia de horizontes culturales es muy fuerte y todo afán de superación parece concentrarse en adquisiciones casi compulsivas de objetos.

Los procesos de interacción social que se observan en El Salvador se caracterizan también por una actitud de regresión respecto a aspiraciones colectivas. No hay, a pesar de existir las condiciones materiales objetivas, iniciativas colectivas, para «abrir» el cerco de aislamiento, sea trayendo grupos artísticos, películas interesantes, conferencistas, o desarrollando y fomentando expresiones culturales propias.

Teniendo todos plena conciencia de su aburrimiento y de la falta de posibilidades de diversión y de mejoramiento cultural que existe, la mayoría se limita a asistir con resignación a las películas de «Cow-boys» que exhibe el único teatro de El Salvador, en el que caben unas 400 personas y está repleto en sus tres funciones. Sólo esporádicamente y por lo general en virtud de alguna iniciativa comercial, viene algún conjunto musical o teatro como Eduardo de Calixto y su «Hogar, dulce hogar».

La juventud se ha interesado por la música y se ha fomentado algunos conjuntos que con mucho entusiasmo practican en las tardes. Los sábados a veces tocan en la plaza y suelen también tocar en bailes y fiestas de los clubes sociales.

V.- CARACTERISTICAS GENERALES DE POTRERILLOS

Así como la Andes Copper Mining Company se enorgullece de tener el campamento minero más hermoso y avanzado de Chile, tiene a su haber también el campamento más feo, pobre e insalubre.

Potrerillos está a 33 kilómetros, cerro arriba de El Salvador, a 2.900 metros sobre el nivel del mar. Ahí está la planta de fundición donde se procesa el mineral que se extrae de El Salvador.

«Justo cuando es medianoche,
La viuda con su lamento
Hace temblar al viajero
Cual si fuera hoja al viento.»

En la pendiente de un cerro que en su desnudez muestra su cuerpo amarillento y terroso, precedido por la infaltable barrera de control coronado con las descomunales chimeneas de la fundición que eructan sin cesar el anhídrido sulfuroso eliminado del cobre, ahí está el conjunto de latas uniformes que componen Potrerillos. Casi todas las casas son de lata a medio amohosar.

Como predomina el viento de la cordillera que trae encima el humo de la fundición, el polvo sulfuroso lo cumbre todo dándole una tonalidad gris amarillenta que se suma a la pátina de moho que los años graban sobre el latón.

Las calles son de pura tierra, no hay árboles, ni antejardines, ni plazas con áreas verdes, ni flores, ni matorrales, ni sombra. El sol penetrante del altiplano, ligeramente diluido por este humo que raspa los bronquios, la tierra amarillenta en la que nada crece, las casas herrumbrosas, burros de oreja larga deambulan acarreando leña, gas licuado o compras y los perros; perros vagos por doquier.

El clima es el mismo de todo el altiplano. Como está frisando la cota tres mil sobre el nivel mar, es extremadamente seco (5-10% de humedad relativa), no llueve y las temperaturas tienen variaciones de treinta y más grados entre el día y la noche.

Al entrar se pasa por una calle en la que están instalados los tenderos y comerciantes y se llega a una gran explanada polvorienta, ya al lado de la fundición, donde están las oficinas centrales, la escuela y la pulpería. Hacia el sur de esta calle central están las poblaciones de los obreros y empleados. Hacia el norte las casas de los que ganan dólares, la casa de huéspedes, el Club Social, la casa del gerente y el Hospital.

VI.- CONDICIONES DE VIDA EN POTRERILLOS

REGLAMENTOS. «Aquellos con el temperamento adecuado tendrán las facultades para llevar una vida provechosa, alegre y útil, aquellos con un temperamento distinto no son bienvenidos. No se tolerará el licor, las apuestas o las conductas viciosas de cualquier especie. La Compañía está en posición de hacer cumplir esto, y lo hará sin discriminación de nacionalidad o posición. Doce carabineros con un teniente están encargados de mantener el orden en las propiedades de la Compañía.»

(Montana Historical Society Archives, MC 169 - Anaconda Copper Mining Company Records. Caja 451, Carpeta 2. Citado por Ángela Vergara Marshall NORTEAMERICANOS EN EL MINERAL DE POTRERILLOS. Revista Historia (Santiago) v.34 Santiago 2001.)

El personal de Potrerillos está compuesto por 805 obreros, 469 empleados, 122 «moneda americana». Suman 1.396 personas de la Andes Copper Mining Company, incluyendo los contratistas son 1.645 empleados, obreros y ejecutivos.

Las 1.056 casas para los trabajadores están distribuidas en cajones rectangulares denominados con número de block en vez de nombre de calles. Tienen casi todas más de treinta años de uso que se notan porque su estado general de conservación es triste. Las latas de sus paredes y techo parecen tarros viejos, doblados y aportillados. Además, para solucionar el déficit de vivienda, en muchas casas se han ido transformando pequeñas bodegas subterráneas formadas con el muro de contención requerido para edificar en ese declive, en nuevas viviendas para familias. De modo que la densidad de habitantes ha ido aumentando.

En general son los mismos galpones rectangulares de latón corrugado, con bases de cemento o adobe que se observan en Chuquicamata, pero están en peor estado, más sucios, las latas más rotas y en calles más terrosas e insalubres.

Tienen llave de agua, cerca al menos, pero un 70% de las casas no tiene servicio higiénico. Como estos son tan escasos, a menudo las personas tienen que caminar tres cuadras para llegar a ellos. Esto puede ser en invierno, encima de la escarcha nevada, en medio de los vientos atacameños o a pleno sol. Todo para llegar a una casucha en la que sencillamente corre un poco de agua por una orilla del suelo y nada más.

Es tal la fetidez que para observar la simple instalación hay que contener la respiración y no olvidar de fijarse donde se pisa porque las excretas quedan desparramadas por todo el piso y en la escalera.

Un tabique separa la parte reservada a los hombres de la parte de las mujeres, pero todos los ruidos, olores y aguas pasan libremente de un lado al otro. Debido a falta de aseo, constantemente se tapan las entradas del alcantarillado, y las aguas servidas rebalsan la canaleta del suelo, inundan el piso y se desparraman en la calle.

Nuevamente es esta forzada promiscuidad. Niños de todas las edades junto a los mayores de su mismo sexo, metidos en la misma sala mugrienta que por lo general está atestada de gente ocupada, pero a plena vista por que no hay subdivisión alguna.

Pareciera que tan abyecta condición humana despertara en algunos, interés de satisfacer también en una forma un tanto primitiva otras necesidades, ya que esta promiscuidad visceral ha provocado también un intento de promiscuidad sexual forzada. Los maridos deben siempre, en la noche, acompañar a sus esposas e hijas al servicio porque si no corren peligro de ser violadas en los alrededores de estas casuchas.

Para los solteros se construyeron «Los jotes», barracas de dos pisos, con un pasillo central y piezas a ambos costados. Son todos de lata, sin aislación, piso de madera y tienen servicios comunes. Tienen ventanas pequeñas y sucias cubiertas de rejas que, sumado a la falta de pintura y de decoración, da un ambiente lúgubre al conjunto. En estas instalaciones viven trabajadores solteros generalmente a cuatro por pieza.

La Compañía ha debido también instalar en estas piezas a familias enteras, lo que significa que, en el mismo edificio, compartiendo los mismos servicios, viven algunas familias y a veces cientos de solteros que asedian a las mujeres del que salió a trabajar. En algunos casos también, el trabajador que se casa tiene que llevar a su mujer a vivir en la pieza que tenía con sus compañeros y hace vida matrimonial delante de ellos. Es la única forma.

VII.- EDUCACIÓN EN POTRERILLOS

La escuela fiscal está situada en la parte más alta del campamento, a unos 150 metros de la fundición. Los niños, por lo tanto, deben emprender a pie agotadoras caminatas por las empinadas calles regateando el escaso oxigeno que el aire a esa altura entrega.

El incesante jadeo de la fundición, el vaciado del horno y los golpes de las grúas repercuten dentro de las salas de clase, haciendo bastante difícil a veces oír una voz normal. Además, cuando el viento viene de la cordillera, el humo sulfuroso y picante de la Fundición penetra directamente en la escuela.

Tiene una matrícula de 1.400 niños que son atendidos por 54 profesores (33 fiscales y 21 que son empleados de la Compañía).

La Compañía acaba de completar una ampliación de 8 salas de clase nuevas. El local y el equipamiento, junto con el alojamiento de los profesores, son todos aportados por la Compañía.

Existe también una escuela americana para los hijos de supervisores “moneda americana”, ubicada en un sector más adecuado. Sigue el currículo de USA.

VIII.- SITUACIÓN DE LA SALUD EN SALVADOR Y POTRERILLOS

La atención de salud que otorga la Andes Mining Copper Company a su personal y familiares se realiza, al igual que la Chile Exploration Company, en virtud de un convenio que celebraron estas compañías con el Servicio Nacional de Salud y el Servicio de Seguro Social. (Fechado el 1º de julio de 1955 y suscrito ante el Notario Público Isaías San Martín). Este convenio como hemos visto delega a la Compañía la obligación de organizar y mantener servicios hospitalarios y de facilitar en forma que al menos cumplan con las obligaciones contempladas en las leyes de previsión social.

En compensación por estos servicios médico «El Seguro devolverá a las Compañías en el momento de la compra de las estampillas con cargo a las cuotas que el Seguro entrega Servicio Nacional de Salud una suma igual a siete enteros cinco décimos por ciento (7,5%) de los salarios imponibles». (Artículo 12 del Convenio).

Este sistema y la voluntad de la Anaconda Company de que sus trabajadores dispongan de adecuada atención médica han permitido el desarrollo de una red de hospitales y postas asistenciales que brindan a la población una tención que, sin poder evaluarla, parece ser excelente y que en todo caso tiene a la población satisfecha al respecto.

Siguiendo la distribución geográfica de la población que ha impuesto la ubicación de la mina, de la fundición y del puerto, la asistencia médica está dispersa. En Potrerillos está el hospital que tiene 108 camas y es sede del Departamento Médico y de los equipos quirúrgicos más importantes; en El Salvador hay un hospital periférico de 46 camas y en Llanta y Pueblo Hundido hay postas asistenciales con practicante residente y con rondas periódicas cuentan con Médicos Generales, Pediatras, Enfermeras Sanitarias y Matronas. Además, en ambos lugares hay servicio de ambulancia para conducir a alguien a uno de los hospitales, en caso de urgencia.

Para atender las necesidades en el área de salud que tienen los trabajadores y sus familias el Departamento Médico de la Compañía dispone de dieciocho médicos, tres farmacéuticos, un laboratorista, doce enfermeros, ocho matronas, dos técnicos laborantes de Rayos X, tres técnicos de Laboratorio, 139 empleados y 58 obreros.

El total de consultas que atiende el Departamento en todos sus centros excede las 100.000 consultas anuales. Como indicadores del estado de salud de la población, podemos citar los siguientes basados en datos entregados por el propio Departamento Médico:

La mortalidad infantil en 1967 fue de 36,2 por 1.000 en Potrerillos y de 39,7 en El Salvador. La letalidad intrahospitalaria en Potrerillos fue de 2.49%, habiendo experimentado un paulatino aumento desde 1965 que fue de apenas 0,98%; en El Salvador fue de 1,45%. La mortalidad general en Potrerillos durante 1967 fue de 41,42 por 1.000 y la de El Salvador en el mismo año de 56.

Esto revela en general un buen cuadro del indicador salud, y la población en general –salvo en lo referente a silicosis- parece no tener mayores problemas al respecto.

El Departamento Médico no entrega datos sobre la extensión de la silicosis en El Salvador, pero verbalmente sus funcionarios aseguran que no hay mucho y que los pocos casos están bajo perfecto control.

Sin embargo, al penetrar en la mina de El Salvador comienzan las dudas. Es una mina subterránea donde las galerías se internan cerro adentro y que, como en toda mina, se rompe el cerro con explosivos. A cada instante, estallidos de dinamita crean la sensación de encontrarse en una trinchera bajo pleno bombardeo y no en una pacífica fuente de riqueza.

Como la mina es seca y terrosa, cada dinamitazo levanta masas espesas de polvo con alto contenido de sílice que impregna el escaso aire de las galerías subterráneas. El aire, especialmente para el neófito, es irrespirable. Cada aspiración crea la sensación de haberse llenado los pulmones con sulfuro de cobre en vez de oxígeno. Es tal el polvo en suspensión, que hay partes en las que ni siquiera la luz penetra.

Luego de entrevistar mineros, llama la atención la frecuencia con que uno se encuentra con una especie de «psicosis de silicosis», profunda creencia de que esta afección pulmonar lo tiene fatalmente tomado y de que nada puede hacerse. Así por ejemplo es interesante reproducir el comienzo de una entrevista abierta en que el minero luego de unas pocas frases, llega de inmediato a la silicosis.

« ¿Qué edad tenía Ud. cuando salió de su casa?

18 años.

¿Y que lo hizo partir para acá y no para Santiago?


Un familiar, aunque también me convidaros a Santiago, porque también tengo un familiar, pero no me gustó Santiago. En realidad, no lo conocía, ahora lo conozco, es bonito. Arrepentido estoy porque ahora estaría sano y no con silicosis, claro que aquí se gana plata, es bonito, pero aquí le viene la silicosis, con toda la plata que Ud. gane.

¿Cuándo se agarró la silicosis?

No lo recuerdo muy bien, hace como tres años.

¿Entonces ahí le diagnosticaron silicosis, y le dieron un tratamiento?

No hay nada para la silicosis, todavía no se ha inventado remedios adecuados. Todos los años hacen un examen. A Ud. no le dicen por empezar. Ellos mandan los exámenes a la Compañía, a Ud. lo ponen delante de una máquina entonces, después le dicen que ya está listo, puede irse, después le sale a Ud. un papel. En un papel a los dos o tres meses que se encuentra sospechoso, silicoso, primera, onceava.

¿Y a Ud. qué le encontraron?

Sospechoso no más.

¿Y al año siguiente le siguió avanzando?

No, no siguió igual, sospechoso, bueno, hay que examinarse por fuera de la Compañía, yo, bueno por fuera ando mostrando los exámenes, pero quizás que digan la verdad, puede ser primera o segunda.

¿Cuántos trabajadores tienen silicosis aquí?

Hasta el momento yo creo que toda la gente dentro de la mina tiene, toda la gente… Hay mucha silicosis aquí.

¿Y Ud. cree que es porque no usan las máscaras?

No. Es porque tiene poca ventilación la mina, culpa del trabajo malo, muy apurado, son para proteger, pero no para rehabilitar toda la silicosis, si es mucho. No hace mucho que anduvo un caballero de Santiago que metió el Sindicato a la fuerza dentro por intermedio de Carabineros, o sea el Sindicato quería meter al señor a la mina para que examinara la silicosis y la Compañía no lo dejó entrar, claro que entraron después con fuerza de Carabineros, encontró mucha gente con silicosis, no hay ventilación, gente que entra la pesca, no como Uds., que han entrado una sola vez».

La secuencia de desarrollo de esta entrevista revela una fijación casi obsesiva en la silicosis, fijación que se observa a menudo entre los mineros y que en parte puede explicar la actitud de regresión y de apatía que caracterizan las formas de participación en esta comunidad.

El relato del problema de la silicosis que hace el presidente del Sindicato Industrial de El Salvador muestra nuevas dimensiones del problema.

« ¿Qué es lo que le da más que hacer al Sindicato?

Acá lo que da más trabajo son los problemas seccionales, o sea los mismos comités paritarios que nosotros creíamos que iba a ser una cosa que iba a solucionar en gran parte, eso es lo que nos tiene más preocupados y que nos mantiene constantemente en trabajo.

¿Y qué tipo de problemas son esos?

Problemas de gases tóxicos, que hay partes que la Compañía hace trabajos subterráneos y no le pone ventilación y que es un matadero humano. Entonces, el trabajador cuando se siente afectado por esto, recurre al Sindicato y nosotros nos tenemos que preocupar hasta encontrar la solución.

Ha habido paros, se paran los trabajadores, la gente no ha podido trabajar, son demasiado los gases, se ahogan. Para solucionar esto la gente ha tenido que recurrir a paros, nosotros pensábamos que con un comité paritario no habría para que hacer eso, que el comité se encargaría precisamente de estar viendo estas irregularidades del trabajo mismo. Nosotros para traer más el asunto en el pliego de peticiones presentamos una petición de que se formara un comité paritario, mientras salía el reglamento para la formación del comité paritario legalmente por la ley 16.744.

La Compañía se negó rotundamente y lo dejó ilegal, la Junta de Conciliación recomendó a las empresas que debían formarse los comités paritarios igual que en otras industrias y no quiere. Se lo recomendó la Junta de Conciliación ante los Ministros del Trabajo y Previsión Social, Don Eduardo León y el Ministro de Minería, pero la empresa les dijo que no, que no podía aceptar.

¿Por qué ese peligro?

Figúrese que el año pasado salieron 290 trabajadores silicosos, esta debe ser preocupación de Gobierno, esto fue lo que dijimos nosotros a la Corporación del Cobre, especialmente a un señor ingeniero, Sr. García de la Corporación del Cobre, un ingeniero experimentado en otros países, Alemania y Yugoeslavia, y cuando vino acá dijo que por él pararía la mina inmediatamente.

Mire, yo le voy a explicar, en una oportunidad tuvimos una entrevista con Frei, el año 1966 para final. Me parece que fue por diciembre, debe haber sido el 12 de diciembre, una entrevista formal con el Presidente Frei a base de la Confederación Nacional de los Trabajadores del Cobre, figúrese Ud. el gobierno nos prometió una comisión para El Salvador, de higiene ambiental, de ingenieros de mina del Estado… todo conforme. ¿Qué es lo que pasó? El gobierno, yo creo que cumplió con esto, pero la comisión llegó aquí y se la tomó la empresa.

Nosotros, los sindicatos no supimos absolutamente nada y como aquí andaban visitas en la mina, cuando resulta que aquí andan todos los días visitas en la mina, andan visitas que vienen de Estados Unidos, de otros países, todos los días ingenieros de mina que vienen acá también y esta comisión vino, no hizo nada porque dijo que la mina era los más perfecta que había en Chile. Ud. va a la oficina de la mina y está perfectamente, igual que si estuviera afuera, es arriba donde está la producción, donde están los cuadros que siguen al hundimiento, eso es lo peligroso…

¿Ud. encuentra que es importante que todas las comisiones que envía el gobierno se pongan en contacto con el Sindicato?

Pero efectivamente, si nosotros somos los que estamos reclamando, entonces nosotros le diríamos porque reclamamos, porque si nosotros reclamamos ante la Corporación del Cobre, manda una comisión y resulta que no tiene nada que relacionarse con los sindicatos. Después, al segundo mes, nosotros volvimos a reclama que la comisión no había venido y la Corporación nos dice que enviaron una comisión, pero resulta que los sindicatos tenemos el problema y no hemos visto a nadie.

Ahora estamos agradecidos de la Corporación porque nos mandó un hombre que nos llamó a la Compañía y se hizo acompañar por compañía y por sindicales, el Sr. García, estuvo el 22 de diciembre más o menos, nos va a llegar copia a nosotros del informe».

En síntesis, el problema de la silicosis parece bastante más complejo. Tiene sumamente preocupados a los trabajadores y su prevención escapa al Departamento Médico y entra en el terreno de la seguridad industrial, de las inversiones en equipos de ventilación. Fuera de esto, el nivel de salud y la atención médica parece satisfactoria.

IX.- LAS RELACIONES LABORALES

En El Salvador y Potrerillos no se puede decir que las relaciones laborales dentro de la empresa sean perfectamente armónicas –nunca lo serán entre intereses opuestos- pero en todo caso los mecanismos para regular los conflictos funcionan mejor que en Chuquicamata. No se observa el grado de desintegración de la Chile Exploration Company, dónde entre 1955 y 1968 ha habido un total de 189 paros y huelgas. En el mismo período en la Andes Mining Copper Company hubo 83 paros y huelgas que han provocado pérdidas de producción de 93.229 toneladas de cobre refinado.

Las características más sobresalientes de las relaciones laborales que funcionan sobre la base de un modelo de autoritarismo personal. Hasta hace poco más de un año el Gerente de Potrerillos era un gringo de Montana, con personalidad muy absorbente y que vivió 45 años aquí. Por lo tanto, dicen, conocía a cada habitante personalmente, con todos sus problemas y debilidades y controlaba todo el funcionamiento de la empresa. Algunos afirman que controlaba hasta las llamadas telefónicas.

La lejanía de cualquier otro dentro poblado y de cualquier otra fuerza o autoridad capaz de contrapesar el poder que tiene la Compañía para regular todos los aspectos de la vida individual y colectiva de los campamentos mineros, ha exagerado este rasgo en Potrerillos. Lo único relativamente cerca que no está determinado por la Compañía es Chañaral. Ahí hay un inspector departamental del Trabajo, que es unos de los grados más bajos en que comienza la carrera dentro de los Servicios del Trabajo. Pero es tal la pobreza del lugar que hasta el agua potable y la luz las da la Compañía.

El hecho de que no hay otra fuerza que pueda hacer contrapeso visible ha permitido que Potrerillos y El Salvador desarrollen modelos autoritarios de mando. Y la personalidad del antiguo Gerente parece haber fomentado este rasgo y haber impreso a todas las relaciones laborales un carácter personalista.

El trabajador y los Sindicatos entonces, han percibido la empresa como una gran burocracia impersonal y tímida, sino que como una organización que depende de una sola persona.

El carácter de este sistema de relaciones laborales se parece, en cierta medida, al tipo de mando que se genera en un barco. El Capitán centraliza prácticamente todo el poder dentro de la nave. Se rige, evidentemente de acuerdo a ciertas leyes, pero en definitiva todo al poder y toda decisión importante emana de su autoridad. Incluso el grado de poder que tienen sus oficiales está siempre en relación al grado de poder del Capitán.

En el caso de Llanta, sede del ferrocarril donde habitan unas 600 personas, se ha llegado a asemejar con los fundos y no los barcos, a que el Superintendente promueve activamente su religión Bautista y organiza misiones para convertir a la gente del lugar.

Parece existir una evolución de este modelo hacia una especialización mayor en que la Gerencia de Relaciones Industriales, tiene mayores atribuciones en sus negociaciones con los trabajadores a través de los Sindicatos. Pero resalta siempre la importancia que se le asigna a los atributos personales de la persona que representa la empresa.

En el plano de las relaciones laborales, hay tres problemas que preocupan a los trabajadores y que pueden afectar en forma mucho más seria el normal funcionamiento de esta empresa: La situación de la vivienda; el papel de los organismos gubernamentales que operan, o deberían operar en la zona; los precios del comercio.

1.- SITUACIÓN DE LA VIVIENDA

Aquí se reproduce el mismo fenómeno que en Chuquicamata, un alto porcentaje de los trabajadores carece de las condiciones biológicas y físicas mínimas para poder dormir cómodamente y llegar al trabajo en un estado psicológico y fisiológico equilibrado. Las consecuencias son las mismas.

2.- LOS SERVICIOS DEL TRABAJO

Que tienen una importantísima función de mediación en una serie de pequeños problemas que van ocurriendo en cualquier faena importante, atiende a Potrerillos y El Salvador desde la Inspección Departamental de Chañaral, que está, sin disponer de vehículo siquiera, a más de 130 kilómetros de distancia y tiene un Inspector del mismo grado que el que la Dirección del Trabajo designa a lugares como Melipilla y Curacautín. En estos campamentos, entonces, los servicios del trabajo, fuera de algunas tareas oficiales como firmar las actas de elecciones sindicales, no desempeñan ninguna función práctica.

Algo parecido ocurre con el delegado de la Corporación del Cobre que, estando el centro administrativo en Potrerillos, prefirió instalarse en El Salvador y que tanto Sindicatos como ejecutivos de la empresa aseguran de que se trata de un empleado público perfectamente inactivo y de que ni siquiera concurre a su despacho. Incluso en Potrerillos muchos ejecutivos aseguran ni saber que había tal funcionario. El que está a cargo de asignar los alojamientos y de registrar a todo visitante afirma, por su parte, que este funcionario hace por lo menos un año que no va a Potrerillos.

Esta deficiencia de los organismos estatales que debe mediar en las relaciones laborales en la Minería del Cobre es en gran parte responsable de las huelgas legales que afectan a estos campamentos porque no hay quien pueda ir solucionando una serie de problemas menores que surgen constantemente como la clasificación de obreros y condiciones de seguridad, los sindicatos deben incluirlos en el pliego de peticiones que se presenta cada 15 meses. El pliego viene, entonces, atestado de sinnúmero de tensiones acumuladas a lo largo de más de año.

Refiriéndose a la importancia de contar con una Inspección de Trabajo, un dirigente sindical que entrevisté en El Salvador, respondió textualmente:

«Hace falta un Inspector porque acá hay reclamos que nosotros tenemos que mandar oficio que demoran mucho. En cuanto a clasificación de trabajadores, que le corresponde su clasificación como empleado particular, ya sea un tornero, un prensador, un mecánico, un electricista, primero se pelea con la empresa y después con autoridades de Gobierno y esto demora.

Figúrese Ud. un trámite con la empresa, la empresa lo tramita, no le dice no le puedo clasificar a este empleado por esta razón, sino que le dice bueno, vamos a estudiar el caso, y yo tengo que aceptarlo, pero a lo largo de 2 o 3 meses, no, no es aceptado. Tenemos entonces que recurrir a la Inspección del Trabajo, un oficio que aquí en la Inspección del Trabajo demora días también, que el inspector manda a otro inspector ordenando la investigación del caso.

¿Esto influye en los conflictos?

Influye mucho, porque hay puntos de esta naturaleza que muchas veces hemos llegado a una huelga por estos asuntos».

Esta misma lejanía de los organismos gubernamentales ha significado que cuando el Gobierno interviene en problemas graves como huelgas, lo hace sin mucha agilidad. El caso más dramático fue la intervención que decretó el Gobierno a raíz de la huelga de 1966.

Se nombró un interventor militar que, luego de una serie de medidas exageradas, ordenó a sus tropas abrir fuego para desalojar el local del Sindicato a la hora en que había más gente circulando, dando muerte a unas nueve personas. Esto, evidentemente aún pesa sobre las actitudes de los trabajadores como una orden directamente del Gobierno contra ellos. Por ejemplo, en una entrevista en profundidad que hice a un minero de El Salvador, contestó al respecto lo siguiente:

«Claro que fue orden del Gobierno. ¿Cómo dispararon? Tiene que haber sido orden de ellos.

¿Pero era carabinero o era militar?

Bueno, los que dispararon eran de todo, milicos contratados, nosotros vimos carabineros también. Tenemos al cabo Abarzúa, carabineros mató gente, menos mal que la gente se retuvo, que si sigue saliendo gente como estaba, matan tal vez no ha esos pocos sino sus cien a doscientos. La gente fue saliendo por atrás. Yo estaba ahí en el Sindicato, claro, adentro del Sindicato. Nosotros íbamos a jugar billar. Tanta gente que mataron, ¡tanta gente inocente que no sabe nada! Ud. mismo acá podemos estar, podemos ir al Sindicato. Ud. a mirar, a divertirse, juegos de pin-pon, dominó, billar, y llegar una orden ahí…

Llegaron ahí con orden de que debía salir la gente del Sindicato, entonces la gente dijo que no, que era lo único que había donde entretenerse, que a donde iban a ir. No dijeron nada más, tiraron bombas para adentro, salió la gente…

¿Y ahí empezaron a disparar?

Claro, a disparar.

¿No empezaron a disparar primero al aire? ¿Cómo advertencia?

Después parece, cuando la gente ya estaba botada ya.

¿Y Ud. para dónde arrancó?

Hay un muro ahí detrás con varios salones un muro tremendo, nos fondeamos detrás del muro nosotros.

¿Ustedes se dieron cuenta de que estaban disparando para adentro?

No, si dispararon por los lados, claro que adentro también hirieron a los que salieron para afuera. ¡Pero si la gente salía para afuera arrancando…!

¿Cuánto duró el baleo?

Mucho rato, si fueron varias veces. Hicieron tres veces disparos, dispararon ráfagas tres veces, si mataron tanta gente inocente, gente que venía saliendo del teatro, como las mujeres esas…

¿Pero el teatro está para el otro lado?

Pero si fue todo eso, la primera descarga…

¿Desde la oficina de bienestar entonces, de ahí dispararon hacia el Sindicato?

Eco, donde está bienestar, ahí se pusieron, en ese huequito se puso la gente, en ese huequito. Entonces ahí había como tres o cuatr, porque la gente… entonces la gente a la tremenda bulla se juntó, esa gente novedosa.

¿Cuándo cayeron tres, se juntó más gente?

Claro, no ahí, sino arriba, donde está el teatro todo eso, arriba, donde están haciendo esos edificios nuevos, todo eso, ahí cayeron sus cuatro o cinco más arriba, hicieron fuego parejo, para todas partes. Después a este otro lado también hicieron descargas, porque también mataron gente allá donde están desarmando el retén ahí también, la gente que iba pasando.

Si según el Gobierno este gallo tenía deseos de tomarse el Sindicato, no tenía por qué haberlo hecho, creo yo, a las doce, una del día, porque por lo menos en la noche quedaba bien poca gente se iban a dormir, a las doce, dos o cuatro de la mañana no hubiera muerto nadie y el Sindicato habría sido de ellos, no tenía para que haber muerto tanta gente inocente… Cosas que pasan.

¿Cuánta gente mataron en total?

No recuerdo, no sé el número exacto, perece que son doce, o dieciséis parece».


Tercera Parte: EL TENIENTE

I.- SEWEL

Características Generales

Definitivamente, las grandes minas de cobre se encuentran en lugares inhóspitos.

Sewell está a unos setenta kilómetros de Rancagua, cerro arriba de la cordillera. Los empleados del «rol oro» viajan en un automotor que sale de las oficinas de Rancagua y que durante una hora y media se interna por el valle del Cachapoal; Los empleados «moneda corriente», obreros o familiares de obreros van en un tren que se esfuerza durante cuatro o cinco horas para subir los 2.000 metros de altura en que está Sewell.

Es un campamento de unas 12.000 personas que cuelga de una ladera demasiado empinada. No hay lugares planos ni de pendiente moderada. Las silenciosas masas cordilleranas, cargadas de cobre, aprisionan el lugar y pareciera que en cualquier estornudo del cerro todos se resbalarían para abajo.

Por la falta de espacio, las construcciones son enormes edificios de cinco y siete pisos que debido al desnivel parecen crecer uno encima del otro. Por la misma razón, la mina, los habitantes, la planta de molino y las oficinas están juntas, amontonadas al fondo de ese pequeño espacio que la cordillera dejó a la vida. En vez de calles hay escalinatas –miles de escalinatas- con barandas de fierro que recorren el campamento. Donde la escalinata es más ancha y hay un busto de bronce a O’Higgins, es el centro de la Ciudad. Ahí está el teatro el Club Social de empleados, el Hospital, una vitrina que urge a mantener precauciones para evitar accidentes y la oficina de pagos. Un poco más abajo está la estación donde llega el automotor y el tren.

La única manera de circular es a pie y por este laberinto de escaleras siempre hay gente subiendo lentamente, grada por grada, al ritmo de la respiración y bajando al trote. No hay ascensores ni posibilidades de usar vehículos e incluso el abastecimiento de los Clubes Sociales o cantinas se hace a pie, sobre los hombros de unos cargadores que con tres cajones de cerveza a la espalda o un quintal harinero suben, por Eº 3 los 750 metros de desnivel que hay entre la estación y el Club Mina, por ejemplo.

II.- LA VIVIENDA
Las 1.490 casas de Sewell −salvo unas pocas del sector norte destinado a ejecutivos «moneda americana»− son en realidad departamentos en estos enormes edificios. Se pueden catalogar en tres tipos:

CASA TIPO BUENA
Son 117 casas amplias, con baños servicios higiénicos, cocina, repostero y hasta cinco dormitorios. Está habitadas por personal «rol oro». Viven 117 familias completas. En este tipo podemos incluir también 80 piezas para solteros, que son pequeños departamentos autónomos y que habita una sola persona en cada cual.

HABITACIONES TIPO B
Se trata de 235 departamentos con todas las facilidades y servicios, pero de una calidad más provisoria y algo más estrechos. Además, en esta categoría se incluyen 374 departamentos en los que habitan 530 empleados solteros.

HABITACIÓN TIPO MALA
En esta categoría hemos incluido los 1.138 departamentos-casa denominados «Tipo C», que constituyen la mayoría de las habitaciones de los edificios. Tienen cocina y dos piezas de 4 por 4, algunas tienen hasta 5 piezas. No tienen agua, ni ducha, ni servicio higiénico. Siempre hay un conjunto de W.C. para los hombres y otro para las mujeres que viven en el mismo piso. El agua se saca de unos pilones que hay instalados en los pasillos.

Además, hay que incluir en esta categoría las 571 piezas para obreros en las que han debido apretujarse 2.218 trabajadores, es decir un promedio de 4 por pieza. Son camarotes en los cuales es muy difícil mantener un mínimo de ase o de agrado, porque no siempre les toca vivir juntos a los que mantienen costumbres similares y por lo tanto el nivel se ajusta al más sucio, desordenado y hediondo de la pieza.

Nuevamente, la lata es el material favorito y las paredes de estos edificios son de planchas de calamina. Las escaleras de acceso están a la intemperie y las puertas de los departamentos dan a un angosto pasillo con baranda donde juegan los niños, circulan las mujeres y se sientan a mirar piernas los aburridos. Cada rincón, zaguán y escalera es aprovechado por los niños para jugar.

La estructura ecológica de estas viviendas ha fomentado pautas de interacción entre las familias que se caracteriza por su intensidad. Vivir diez familias durante diez años en un mismo quinto piso, compartiendo el mismo servicio higiénico, el mismo lavadero, las mismas llaves, el mismo estrecho pasillo y la misma interminable escalera ha llevado a una especie de anula miento del núcleo familiar. A cambio de esto, se observa un sistema de interacción primaria que incluye a todo el «grupo» de mujeres y de familias.

De este modo, en los pisos se observan mujeres «lideres» que son verdaderas jefes informales de varias familias. Ellas resuelven problemas domésticos, disputas conyugales o peleas con los hijos del grupo de familias.

A menudo se producen fuerte rivalidades entre mujeres de un mismo piso o edificio que requieren la atención de las asistentes sociales o del juzgado.

EL DÉFICIT HABITACIONAL
En el caso de Sewell, la forma más realista de estimar el déficit de viviendas es considerando el número de casados que trabajan para la Sociedad Minera de El Teniente, pero que no pueden vivir ahí con sus familias, sino que deben mantenerlas en Rancagua o en otras partes mientras ellos están obligados a hacer vida de solteros. Hay un total de 3.832 casados. De éstos, 1.490 viven con su familia. El resto -1.342- deben resignarse a trabajar en Sewell en calidad de solteros, ya que la compañía no ha otorgado a sus trabajadores las acomodaciones requeridas.

Estos pueden ver a sus familias una vez a la semana o quincenalmente que es lo más frecuente debido al sistema de turnos y permisos.

Fácil es imaginar la incidencia de esta situación en las 1.342 mujeres y familias. Así mismo, esto causa las justificadas angustias que tienen los casados sobre la seguridad y fidelidad de las esposas que han dejado en el valle.

LA «OPERACIÓN VALLE»
El programa de expansión del Sewell para que llegue a producir 300.000 toneladas anuales, proyectado por la firma American Kayser Engineering, contempla entre otras cosas, la construcción de un camino de Rancagua a Sewell, que está casi listo y la supervisión del campamento de Sewell. Para esto, los trabajadores deben vivir por su cuenta en Rancagua, lo que les disminuirá el nivel medio de su retribución por el trabajo, ya que, de tener casa, agua, luz y reparaciones gratis, tendrán que costearlo de su sueldo.

Además, implica la pérdida del hospital ya que las intenciones de la Compañía en un comienzo eran que los trabajadores, como los de cualquier industria, se atiendan con los mecanismos del Servicio de Seguro Social y los hospitales del Servicio Nacional de Salud, cosa que los trabajadores rechazan por su conocida ineficacia. Finalmente, es probable que la Compañía acceda a construir un hospital exclusivo para sus trabajadores en Rancagua.

El plan se realiza en conjunto con CORVI, por medio de un convenio donde la Compañía aporta el 40% del costo. Tiene tres etapas, una que debe estar lista en abril de 1969 y que abarca 1.049 casas, una segunda etapa 540 viviendas que pretende ser terminada en junio de 1969 y una tercera para diciembre de 1970 que consta de 748 casas.

Actualmente el traslado de familias ya ha comenzado en Caletones, bajo la supervisión de CORHABIT, institución encargada de hacer la selección de las postulaciones. En un comienzo se creyó que habría una marcada resistencia a la idea de trasladarse a Rancagua, especialmente en Caletones, que es un lugar mucho más agradable y acogedor, pero la astuta persuasión ejercida por el equipo de psicólogos y sociólogos que tiene el Departamento de Relaciones Industriales de la Compañía, ha logrado vencer esta resistencia.

Se puede incluso observar que los trabajadores, en vez de esperar que las visitadoras de CORHABIT fueran a entrevistarlos a las casas, como estaba programado, acudan a las oficinas donde están instaladas estas funcionarias.

III.- PARTICIPACIÓN SOCIAL

Entre las organizaciones e instituciones sociales de Sewell se observa una muy peculiar, el Club Social y Deportivo, que tiene rasgos similares a las fraternidades estudiantiles de las universidades germanas.

Los Clubes Sociales y Deportivos, funcionan en locales cedidos por la Compañía. Los maneja un directorio elegido por sus miembros y su función cotidiana es proveer comidas a sus socios. Para esto contratan un concesionario a su gusto que debe proveer pensión a un precio estipulado (entre 7 y 9 escudos diarios).

Naturalmente sus socios más asiduos son los que están obligados por la falta de vivienda a hacer vida de soltero. Pero además de cumplir con las funciones propias de un restaurante con pensionistas regulares, estos Clubes desarrollan también actividades deportivas –partidos de futbol, basquetbol, paseos, etc.- y sociales tales como bailes y fiestas.

Dentro de ellos, se forma un cierto espíritu de solidaridad interna y de orgullo de status que se traduce en una cierta rivalidad con los otros Clubes y en normas de admisión muy estrictas que hacen valer el status que desempeña el trabajador dentro de la mina. Así por ejemplo en el Club Mina, se admiten solamente mineros quienes miran con cierto desprecio al que trabaja en cosas «fáciles» como la planta de molinos. Y en los clubes de empleados se mira con cierto desprecio a los mineros y en ningún caso admitirían a uno entre sus filas.

Con este etnocentrismo se refuerzan los lazos de solidaridad primaria que otorgan al individuo, miembro de una gran organización en la que prevalecen las relaciones funcionales, cierta protección y estabilidad psicológica.

El rigor del anonimato en el que está sumido el trabajador de una mina grande, se ve superado por su pertenencia a estas instituciones múltiples donde predominan los lazos afectivos, las relaciones de amistad y la interacción primaria. Además, muchas de las empleadas que contrata el concesionario son del «ambiente» y salen en la noche, a veces según pedidos telefónicos a atender clientes en los camarotes, con lo cual Clubes vienen a satisfacer otro tipo de interacción que requiere el hombre.

Aparte de estos múltiples clubes, hay también dos clubes para los empleados de puestos altos. El Club Social Sewell, que es restaurante y pensión para empleados y profesionales «moneda legal» y el Teniente Club que funciona en una casa estilo americana y está destinada a los funcionarios «rol-oro». Como la ley es semi-seca, se prohíbe el consumo de vino en Sewell y en este Club sólo se consume Whisky.

En cuanto a organizaciones religiosas, fue posible constatar la existencia de una iglesia católica con su cura y la de una iglesia evangélica, que como en todo Chile va ganando en Sewell, cada día más adeptos.

Las organizaciones políticas nacionales tienen todas secretarías cedidas por la Compañía en Sewell. Estas incluyen los siguientes partidos: El Partido Radical, El Partido Comunista, El Partido Demócrata Cristiano, El Partido Nacional, El Partido Socialista y El Partido Unión Socialista Popular.

Entre las organizaciones comunitarias y cooperativas cabe mencionar un centro de madres controlado por las Asistentes Sociales de la Compañía y otro autónomo que tiene unas cincuenta socias que se dedican en conjunto a labores de costura y a tomar cursos de labores manuales. Las mutuales son organizaciones que han cobrado gran vigor en los últimos años entre los trabajadores de Sewell. La Mutual de Socorros Mutuos El Teniente la componen unos quinientos socios que pagan una cuota de Eº3 mensuales y en caso de fallecimiento, accidente o enfermedad reciben una ayuda. Es decir, vienen a suplir las deficiencias de la seguridad social obligatoria. Esta mutual tiene además su sede social con cantina y billar.

OTRAS ORGANIZACIONES:
- Mutual de carpinteros. Tiene el mismo tipo de finalidad que la anterior y se financia en forma similar. Tiene seiscientos cincuenta socios de los cuales cuatrocientos cincuenta son de Sewell. Esta mutual desarrolla con más intensidad actividades sociales. Para su aniversario se arriendan la medialuna de Rancagua y organizan una célebre fiesta con todos los familiares. Cuenta con una sede muy chica, una pieza de 3 X 10 metros para poder desarrollar labores sociales constantes o tener cantina.

- Mutual de Huitreros. De reciente formación, tiene 120 socios.

- Banda de Sewell. Un conjunto de música, según la música a que se dedica se clasifica como asociación deportiva, cultural o comunitaria. Esta es una Banda que se autodenomina «Alabama» y que anima bailes, actos y eventos culturales. Su fuerte es la música tropical, cumbias, rumbas y mambos. Cuando tienen presentaciones especiales traen otros músicos de Santiago para «reforzarla». Recibe una subvención de Eº 10.000 por parte de la Compañía la que se ha destinado a la compra de uniformes y de instrumentos.
- Cooperativa de Vivienda El Escudo y Cooperativa de Vivienda José Olivares. Ambas se formaron para organizar la construcción de casas en casa y han cumplido cabalmente su cometido.

- Cooperativa de Consumo COSAM. Esta cooperativa, a juzgar por las informaciones obtenidas, no funciona muy bien y está al borde de la quiebra. Esto es lamentable ya que la experiencia de Chuquicamata demuestra que las cooperativas de consumo tienen grandes posibilidades de éxito entre los trabajadores y más aún en este caso en que no hay pulperías de la Compañía que venda a precios de costo, por lo tanto, sólo tienen que competir con el especulativo comercio local de Sewell.

Por las razones expuestas, no hay junta de vecinos, municipalidades o cualquier tipo de organización ajena a la Compañía, que promueva el desarrollo comunal y el mejoramiento de las condiciones de bienestar especialmente de habitación de la población. Todas estas son funciones que la Compañía realiza a través del Departamento de Relaciones Industriales.

Sin embargo, es interesante resaltar un avance que ha logrado en este sentido la Sociedad Minera de El Teniente. Ha tratado de separar, en la mayor medida posible, las tareas propias de bienestar de las relaciones laborales, que como hemos visto, están entrelazadas el punto de que un problema en uno, se proyecta inmediatamente en el otro plano.

Las posibilidades recreativas son escasas durante la semana. Se oyen sí todas las emisoras en onda larga de Santiago lo que no necesariamente asegura una entretención novedosa. Hay un teatro que exhibe películas cortadas y «Westerns» baratos de siempre como «El saludo de plomo» y «La furia del Sheriff”, pero cobrando los precios de un cine céntrico de Santiago en circunstancias que el concesionario de tan estimulantes obras cinematográficas no paga arriendo por el local ni la electricidad que consume. La Compañía le pone hasta el transporte desde Rancagua de sus baratijas de celuloide.

Igual que en los demás campamentos visitados, no existe aquí ninguna biblioteca pública donde presten libros.

IV.- RELACIONES LABORALES

«Las enormes utilidades que estas empresas generaban, los mínimos impuestos que pagaban, la autonomía de que gozaban los norteamericanos en estos yacimientos, provocaron un profundo malestar tanto en los sectores gremiales como la Sociedad Nacional de Minería y en sectores políticos de tendencia socialista, surgiendo un movimiento de rechazo que demandaría un aumento de impuestos y la nacionalización y estatización de los yacimientos, demandas que en las décadas siguientes llevarían a un sostenido aumento de los impuestos a las empresas de la «gran minería del cobre» y a su nacionalización en 1971». (Memoria Chilena, Biblioteca Nacional)

Incluso muchos antes que se celebraran los contratos de asociación entre el Gobierno y la Kennecott, que por lo demás dejan la administración exclusivamente en manos de la última, el personal extranjero era muy escaso: Sólo unos ochenta de las 7.300 personas que trabajaban ahí son extranjeros y no todos en los cargos más altos. Algunos cargos clave, como la Vicepresidencia y la jefatura máxima de auditoría están, sí, en manos de los norteamericanos. Pero gran parte del resto de los puestos ejecutivos son desempeñados por profesionales chilenos.

La Sociedad Minera El Teniente (ex Bradden Copper Company) es la única de las grandes compañías cupríferas que, en vez de improvisar funcionarios para manejar los asuntos humanos, cuenta con psicólogos y sociólogos industriales. Incluso, para hacer el diario semanal que edita para su personal, mantiene una periodista titulada, Noelia Miranda.

De este modo hay, dos rasgos que caracterizan toda la situación de relaciones humanas dentro de Sewell: En primer lugar, los trabajadores no se enfrentan directamente con el yanqui, lo que debido al carácter más democrático de los Estados Unidos hace del ejecutivo chileno su peor enemigo.

Segundo, las actuaciones de la Compañía en el campo de las relaciones industriales tienen un carácter mucho más científico pragmático. Así, por ejemplo, en un sano esfuerzo de aislar los problemas laborales de los sociales, ha separado todo lo correspondiente a servicios comunitarios (atención de problemas de casas, abastecimiento, etc.) de lo que se refiere estrictamente a relaciones laborales (atención de problemas dentro de las faenas, asignación de bonos, cambios de trabajos, problemas con los capataces, etc.).

Esto es ayuda a lograr la paz laboral dentro de los campamentos porque la Compañía tiende a evitar que las aspiraciones de bienestar social de los trabajadores tales como el mejoramiento de condición habitacional, repercutan en las actitudes hacia el trabajo y en las negociaciones colectivas.

La Compañía ha desarrollado un completo mecanismo de relaciones laborales. Tiene funcionarios −los «delegados laborales»− que tratan de detectar en el mismo frente de trabajo los problemas que surjan. Por medio de un Comité de Relaciones Laborales que se reúne periódicamente se van auscultando aquellos problemas que inicialmente son fáciles de solucionar pero que, si se deja mucho tiempo sin detectar, van creando tensiones difíciles de aliviar más adelante.

En una compañía grande el principal problema es de comunicación y el mecanismo ideado por esta Compañía hace más fluido el traspaso de información. Los problemas llegan arriba sin necesidad de que figuren en el pliego o de hacer una huelga.

De ahí que las acciones extremas en El Teniente se dejan para problemas extremos y no suelen ocurrir paros por cosas nimias como en Chuquicamata.

La principal función del Comité de Relaciones Laborales permite la comunicación entre las masas de trabajadores y la burocracia de la empresa, función que gravita en forma cardinal sobre el buen entendimiento entre ambas partes.

El hecho de que sea constante favorece la posibilidad de ir detectando los problemas y solucionándolos a tiempo. Además, obliga a las directivas sindicales a sistematizar y organizar en forma periódica los reclamos y aspiraciones que les plantean sus bases, lo que les impone la obligación de mantener un contacto más estrecho con ellas.

A la Compañía la obliga también a no aislarse de los problemas sentidos por los trabajadores. Y por último el enfrentamiento periódico de la Compañía, representada por ejecutivos altos con las directivas sindicales les permite a estas últimas proyectar una imagen de influencia ante las altas esferas de la Compañía, lo que aumenta el respeto que reciben de los trabajadores y conscientemente permite una negociación más valedera con sus representantes.

V.- EDUCACIÓN

En Sewell hay un total de siete escuelas con una matrícula durante 1968 de 2.249 alumnos y una asistencia de 2.003. En total son 85 profesores. Tienen las siguientes características:

- Escuela Fiscal Nº 10. Sigue el programa oficial y tiene trece profesores para 449 alumnos asistentes.

- Escuela Fiscal Nº 11. Sigue el programa oficial y tiene once profesores para los 339 alumnos que asisten.

- Escuela Fiscal Nº 12. Sigue el programa oficial y tiene doce profesores para los 202 alumnos que asisten.

- Escuela Fiscal Nº 13. Sigue también el programa oficial y tiene diecisiete profesores para los 461 alumnos que asisten.

- Escuela Politécnica. También es fiscal. Se imparte el programa oficial, pero tiene el carácter de escuela de capacitación que enseña oficios industriales. Tiene dieciocho profesores para los 395 alumnos que asisten. Cuenta además con las maquinarias y equipos necesarios para practicar oficios.

- Escuela Particular Nº 27. Sigue también el programa oficial, pero está destinada principalmente a los hijos de personal del nivel supervisión. Tiene diez profesores para sus 147 alumnos.

- Escuela Americana. Esta escuela sigue el programa de Estados Unidos de Norteamérica y a ella asisten diez hijos de ejecutivos rol oro. Tiene tres profesores.

Salvo la estadounidense, las escuelas para hijos de mineros del cobre están en la planta baja de edificios habitacionales o administrativos, y en los pequeños espacios que quedan entre líneas de ferrocarril. A menudo, como los patios son muy estrechos, los niños juegan y se recrean en las escaleras.

Por último recuerde el alma dormida que el 19 de junio de 1945 en los intersticios profundos de la mina “El Teniente”, a partir de la inflamación de una fragua para templar barrenos se desató una humareda asfixiante que elevó a la eternidad a 355 trabajadores. En palabras de poeta: “No es el gas: es la codicia la que mata en Sewell”. (Neruda, Canto General)

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TEMAS PENDIENTES:

1.- Hoy, a cincuenta y cinco años de la «chilenización del cobre» (nacionalización pactada) proclamada por el presidente Eduardo Frei Montalva en 1964, ¿vive mejor el trabajador? ¿No se mencionan las prácticas esclavistas del contratista, porque el sociólogo las omite, o porque no las había? Y esa presencia y dignidad de los sindicatos, ¿qué de fue ella tras la «flexibilidad laboral»?

2.- Ante los daños ambientales de la minería mecanizada, como son la contaminación atmosférica, el agotamiento de recursos hídricos, la contribución al calentamiento global (fundición Caletones, obtención de cobre «blister» etc.), los embalses de relaves altamente tóxicos, el saqueo de glaciales, la violación de humedales donde anida el flamenco (Phoenicopterus chilensis) y la degradación del fondo marino ¿vale la pena? Si le pusiéramos precio al detrimento del país profundo, que causa dicha producción ¿compensa?

3.- La minería corporativa, de híper concentración de capitales, centraliza el retorno de divisas, —las ventas al cliente extranjero— en Santiago, quedando poco o nada en regiones. Entonces, el influjo de «la viga maestra» pasa a la oligarquía financiera (Codelco, Banco Central, Gobierno) para alimentar los distintos grupos de presión (FFAA, especuladores financieros, pagos al FMI) según cual sea su orden de prelación.

Esto ha deformado a tal extremo el cuerpo social que la política (partidos, parlamento, sobornos), la gestión de los altos mandos y el espíritu empresarial, van más en función del «Real Situado», la partida anual de «duros» enviados por el Virrey del Perú, que en dirección a formar una sociedad equilibrada.

El cobre ¿no será el opio de Chile?

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