Pablo Huneeus
Seguir a @HuneeusPablo

Urbi et Orbi 72, Domingo 12 de Marzo de 2000

CUENTOS ANDINOS
por Pablo Huneeus

La semana pasada la vivimos en Los Andes. Más que pueblo, es una ciudad con plaza de magnolios altos, calles donde la gente conversa, y semáforos para las ánimas, pues a la hora de la siesta no hay tráfico alguno que detener. Aunque Calbuco no se le iguala porque carece de luces rojas, Los Andes comparte con muchas villas del Reino la cualidad de producir grandes y sabrosas historias.
He aquí algunas:

EL CARIÑO BOTADO
Cuando el Ejército Libertador de O'Higgins y San Martín desde Mendoza cruzó la Cordillera para zafarnos de los monopolios españoles, las comadres patriotas del valle del Aconcagua le organizaron una magna recepción. En una quinta llamada "El Cariño" se juntaron los toneles de chicha y se alistaron las chinas. Prepararon empanadas por miles, cauceo para el mundo, carnearon novillos para que a nadie le faltara pierna ni bife, y afinaron las guitarras.
La ansiedad era grande, dice la leyenda, porque hacía meses ya los hombres se habían ido calladamente caminando a Argentina para enrolarse en el ejército que ahora traía en sus filas el amor y la libertad.
Pero con el objeto de no darle tiempo a los realistas de agruparse, las tropas debieron apurar el tranco y seguir por Putaendo derecho a Chacabuco, dejando así de lado el jolgorio de las comadres, quienes quedaron desconsoladas, con sus crespos hechos. Desde entonces, al lugar se le conoce como "Cariño Botao".

EL COMBATE DE LAS COIMAS
7 de febrero de 1817, una avanzada del mentado Ejército Libertador es atacada por la guarnición realista de San Felipe mientras cruzaba el río Aconcagua a la altura de un lugar llamado "Las Coimas". Se agarran a sablazo limpio y una treintena de hispanófilos pereció en la refriega.
O sea, el primer combate de la Patria Nueva viene a ser en el terreno del que sería hasta hoy su mayor enemigo: la corrupción.

EL SECUESTRO DE LA SANTA

Y a propósito de negociados, más de una feligresa de la comarca acusa al obispo de San Felipe, Manuel Camilo Vial Risopatrón, de haberles secuestrado a su venerada Santa Teresa de los Andes.
-Pero si fue aquí, cuando vino a ver a unos parientes que sintió el llamado de Dios -explica una dama.
-Y aquí fue donde realizó su santidad -acota el Alcalde. -El Monasterio de las Carmelitas es muy querido por los andinos, es el alma de la ciudad, y los 170 mil visitantes que al mes acuden el santuario que hizo el obispo en Auco, le dejan todo a él y nada a la ciudad.
Además, se llevó allá a las monjas que quedaban, y quiere vender la parte de atrás del monasterio para un negocio inmobiliario, dicen.
Dicho santuario, hecho en 1989 sobre un fundo jamás hollado por la Santa, está a 7 kilómetros por el camino a Santiago. A medida que avanzaba la devoción por Teresa, el propio Vial Risapatrón se encargó de abrir su tumba en el antiguo Monasterio Carmelita y de llevarse sus huesos al nuevo edificio, un amplio DisneyWorld de la oración, con estacionamiento para buses, acomodo para multitudes y venta de un cuanto hay.

LA CANCIÓN VENDIDA

La canción "Si vas para Chile" habla de una casita muy linda y chiquita que está en las faldas de un cerro enclavada, el pueblito donde reciben al forastero como amigo se llama Las Condes etc., Todo esto en circunstancias que por dicha comuna no anda mucho arriero tirando ruecas de mulas ni hay mucha casita bajo sauces que lloran y lloran porque yo la quiero.
Pues bien, la compuso Chito Faró, quien además de músico, bohemio y farrero era inspector de fronteras en Los Andes. Por algún motivo, debió exiliarse un tiempo en las pampas transandinas, donde en un momento de nostalgia compuso la célebre tonada.
Al volver a Los Andes, se la quiso vender a la ciudad, pero el Alcalde no le dio un peso, por lo que fue ofrecerla a la acomodada comuna de Las Condes, donde le pagaron treinta denarios a cambio de entregar el nombre.

Y fueron felices, comieron perdices y colorín colorado este cuento se ha acabado.

La noche del sábado volvimos, y a la salida del túnel, justo a la altura del monumento de estilo castrense que recuerda la batalla de Chacabuco, nos enteramos por la radio de los festejos a que estaba dedicada nuestra dilecta clase política.
¿Quién paga todo eso? No dicen, pero al llegar al peaje fiscal uno lo entiende de lo más bien. A la ida estaba a 1.900 pesos, y ahora a 3.100 (6 dólares).


Contacto Pablo Huneeus